domingo, 11 de junio de 2017

Historia de la Masonería en venezuela







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HISTORIA DE LA MASONERIA EN VENEZUELA
(UN APROXIMADO)

Recopilado y editado Por:
M\M\René A. Thomas R.
Resp\Log\Sol de Curpa N°112
Oriente de Acarigua

Realmente son muchos los autores tanto profanos como masones que se han tomado su tiempo para ilustrarnos sobre este apasionante tema como lo es la Historia de la Masonería en Venezuela. De hecho, el presente trabajo es una recopilación de algunos de estos escritos, y de cierta bibliografía, con la esperanza de poder cumplir con los anhelos del lector sobre el desarrollo y contenido de este tema.
Debemos sin lugar a dudas darle crédito a ciertos acontecimientos que se sucedieron fuera de nuestras fronteras, que de una u otra manera marcaron un hito en el desarrollo de nuestra propia historia y de cómo llegó la masonería a nuestro país.
ANTECEDENTES
No voy a nombrar o remontarme a los albores de la masonería en el mundo como tal pero solo un ligero bosquejo nos podría ayudar a interpretar los hechos acaecidos en los Siglos XVII y XVIII.
El autor uruguayo Alfonso Fernández Cabrelli[1] compara algunas de las correspondencias existentes entre las escalas de valores de aquellas Logias europeas del siglo XVIII y las que hoy tenemos en Latinoamérica, de índole liberal, y se centra en la intervención de la Masonería en la Revolución Francesa, realizada de hecho y por la vía de las ideas. Lo anteriormente expuesto, explica la imagen creada de la Masonería por quienes la combatieron, como los gobiernos absolutistas de Europa y la Iglesia,  en pro de la defensa de los valores de la libertad, la tolerancia y la apertura en la recepción de los diferentes estratos sociales, las religiones y las procedencias étnicas.
Esto una gran prueba de la participación decisiva de las Logias Masónicas o de la de muchos de sus integrantes, en la gestación intelectual de estos dos pasos fundamentales para la libertad del hombre, y nos referimos a: La Declaración de los Derechos del Hombre y a la Revolución Francesa. Asimismo, la toma de la terrible prisión de La Bastilla fue un acto forjado por masones. Cabe destacar que Montesquieu[2],  y Rousseau[3]  entre otros destacados franceses de esos tiempos, fueron masones.
La consigna "Libertad, Igualdad, Fraternidad" es eternamente masónica. La letra del himno nacional de Francia, conocido como “La Marsellesa” fue compuesta por un hermano masón, de nombre Claude Rouget De Lisle. Hija también de la Masonería Americana es la voluntad de independencia de España que, como fruto de la perfidia personal y la impericia política del rey hispano Fernando VII, se extiende por los virreinatos, capitanías generales, gobernaciones y audiencias, tras la reimplantación en España del totalitarismo borbónico. Masones Ibéricos y Americanos serían los inspiradores y líderes del proceso de independencia de la América Hispana, figurando sus nombres en un puesto de honor entre los padres de los nuevos países que irían surgiendo.
En el siglo XVIII, en Londres, Gran Bretaña, se crea la primera asociación político-secreta bajo el nombre de “Gran Reunión Americana” donde se iniciaron o afiliaron un buen número de futuros próceres sudamericanos siendo sus patrocinadores Francisco de Miranda (venezolano), Bernardo O’Higgins (chileno), Andrés Bello (venezolano), Antonio Mariño (venezolano), Vicente Rocafuerte (ecuatoriano), José Joaquín de Olmedo (ecuatoriano), Caro (cubano) y otros más. Se indica a través de la historia que los dos más grandes libertadores sudamericanos, nos referimos, al Q:. H:. Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios, (Simón Bolívar) y el R:. H:. José Francisco de San Martín y Matorras, prestaron un juramento ante esta “asociación”, que era hacer realidad la causa de la emancipación de Sudamérica, a pesar de que ambos paladines, tenían distintas personalidades, pero en ellos obraba la misma sagrada misión.
Prosiguiendo con nuestro trazado, en Madrid, España, se funda la filial de la “Gran Reunión Americana”, pero con la salvedad  de llevar como nombre el de “Junta de las Ciudades y Provincias de la América Meridional”, y en Cádiz, España, a iniciativa del Q:. H:. Bernardo O’Higgins Riquelme, se crea otra, la que lleva el nombre de “Sociedad de Lautaro”. O’Higgins escogió Cádiz, para sus propósitos, por ser el puerto marítimo más frecuentado en aquella época, por los criollos americanos, logrando consolidar rápidamente su agrupación. Sobre la Logia Lautaro[4], y otros eventos, el escritor colombiano Ismael López quién escribía con el pseudónimo de Cornelio Hispano en su obra “La Vida Secreta de Bolívar” (Editorial Bedout, Santa Fé de Bogotá, Colombia, 1.944), menciona:
“Si el precursor Francisco de Miranda (hermano masón), hubiese iniciado solamente a Bolívar, San Martín y O’Higgins, ello bastaría para justificar el titulo de Padre de la Independencia, que con gratitud le prodigan hoy, los sudamericanos...”
El comentario expresado líneas arriba, es realizado en forma adrede, debido a que muchos francmasones actualmente creen que se le otorgaba este título a Sebastián Francisco Antonio Gabriel de Miranda y Rodríguez, por ser el creador de las primeras Logias Masónicas en territorio hispanoamericano, cosa nada cierta....
Si verificamos bien la historia de América en general, y repasamos los pocos y antiguos documentos existentes, entre ellos los de los Cuadros Logiales, con júbilo notaremos que en todas las naciones, ubicadas al Norte, Centro y Sur, los principales precursores, próceres y héroes de las mil batallas o combates, llevaban junto a la espada, lanza o fusil, el Mandil, la Escuadra y el Compás.
Según fuentes masónicas y de historiadores españoles,[5] San Martín fue condecorado en Bélgica en 1.825 por los masones de las Logias “La Parfaite Amitié” y “Les Amis Philanthropos” con una medalla que lleva su perfil, el único auténtico que se conserva con su verdadera fisonomía, debido a la dedicación del grabador oficial del reino belga, que también era masón, su nombre Henry Simon.
Merece asimismo la atención resaltar la revolución o el levantamiento del masón Rafael del Riego y Nuñez, en España el 1 de enero de 1.820, hecho que evitó fortuitamente que un fuerte contingente de soldados españoles fuera embarcado con destino a Sudamérica, en los albores de la independencia. Tanto masón era Bolívar como Riego, y todos ellos y sus seguidores obedecían a una autoridad omnipotente, al supremo y oculto poder masónico, aliado a los enemigos seculares de España: A los pueblos anglosajones.!
Ya en el altiplano del Perú, y paralelamente a otras insurrecciones, se gestaron otros movimientos infructuosos como el de los hermanos Catari y el de Julián Apaza, éste último en honor de Túpac Amaru y de los hermanos Catari, utilizó un seudónimo, llamándose luego en el fragor de las luchas como “Túpac Catari”. Es verdaderamente importante conocer los comentarios del fallecido escritor masónico peruano Eduardo Mendoza Silva, los cuales burila en su libro titulado “Masonería Pre Republicana”, en su página número 72, dice:
“Mucho se ha escrito y hablado de la filiación masónica de Tomás Catari y de Túpac Catari, de los que lamentablemente no quedan constancias. Sin embargo se debe apreciar el hecho de la presencia de masones ingleses en las filas de ambos insurrectos, mencionado por varios escritores, los que llegan hasta describir una ceremonia masónica celebrada en Tiquiña por Túpac Catari, tal como lo realiza el autor Martín V. Lazcano en su obra Sociedades Secretas, Políticas y Masónicas” (Buenos Aires, Argentina. Editorial El Ateneo, 1927).
Merece asimismo destacarse el siguiente testimonio coincidente con el autor antes citado, que figura textualmente en la obraAmpliaciones y Refutaciones” (Editorial NOS. Madrid, España, 1.956 pág. 108) del autor español Mauricio Carlavilla:
 “ Las sublevaciones acaecidas en el Perú y Venezuela las organiza el francés Piconert, apoyado por  sus hermanos de Francia, según dijo Alexander Von Humboldt, en sus memorias”.
Si a esto agregamos que fue precisamente el Gran Oriente de Francia, el que dio por aquellas épocas, las Cartas Patentes a logias y Grandes Logias de Venezuela, Perú y Chile, y que en todos los barcos donde viajaban ciudadanos franceses eran estos propagandistas entusiastas de logias y de la difusión de sus ideas políticas y filosóficas[6]  vemos entonces la gran influencia de Francia como país madre de los movimientos emancipadores de  la entonces América Latina, sin dejar de lado lo que acontecía al norte, en los Estados Unidos de América, donde grandes hombres, verdaderos masones, daban paso a una historia independentista sin precedentes.
Entre ellos figuran George Washington, Benjamín Franklin en Estados Unidos de América, y al sur, Juan Pablo Vizcardo y Guzmán, Pablo de Olavide, Francisco de Miranda, Andrés Bello López, José de San Martín, Servando Teresa de Mier (mejicano), Joaquín Olmedo, Simón Bolívar, Antonio José de Sucre, Hipólito Unanue, Faustino Sánchez Carrión, Juan Manuel Iturregui, y otros más, considerados luego “padres de las futuras nuevas naciones”, siendo todos ellos masones,  y  también fueron las mentes que planearon e iniciaron las revoluciones e independencia de las  colonias más importantes de toda América.
El primer chispazo de revolución en Norte América se planificó, en 1.773, en una placentera taberna de Boston llamada "El Dragón Verde" (Green Dragon).
Allí se reunía la Logia Masónica de San Andrés, o en ingles Saint Andrew.[7]
La dureza de la corona inglesa a sus colonias había alienado a los pobladores, y la sumisión de ellos  estaba llegando a su clímax; pero no había un liderazgo que emprendiera una organizada revolución. La decisión de los ingleses de excluir las colonias del negocio del té, rebasó la cólera y la indecisión de muchos. En la taberna del Dragón Verde, no todos los miembros de la Logia apoyaban el  movimiento patriótico; pero los líderes masones como Paul Revere, John Hancock, Samuel Adams y Joseph Warren trazaron el plan que inició las gestas revolucionarias independentistas. Los líderes y miembros de la Logia del Dragón Verde se disfrazaron de indios Mohawk y dirigieron el ataque a los barcos llenos de té en el puerto de Boston, arrojando las cajas al mar. Con este golpe planeado y subrepticio se inició la gesta revolucionaria en las colonias inglesas, que rápidamente se expandió al resto de  América en los siguientes 50 años. Actualmente existe en los Estados Unidos de Norteamérica una fiesta patriótica llamada “Boston Tea Party” en conmemoración a dicho acto heroico.
Pero esta primera guerra fue virtualmente una primera guerra civil. Todos los colonos eran de raza blanca o "caucasiana". No hubo mestizos, ni indios, ni negros que participaran significantemente en esa guerra de "independencia". La mayoría eran criollos ingleses, pero también existían holandeses, alemanes, escandinavos, escoceses, franceses, irlandeses... todos europeos.
Así de esta forma las raíces emanadas de los ideales masónicos de todos aquellos próceres y sus posteriores acciones hacia la independencia de los pueblos, marcan nuestra historia.

LA MASONERIA VENEZOLANA
Vemos que los orígenes de la Masonería Venezolana coinciden de manera casi simultánea tanto en La Guaira, en Abril de 1.797, con la llegada de cuatro masones españoles, de tendencia liberal y prisioneros políticos, autores de la célebre conspiración de "Los Cerrillos de San Blas"[8], dirigida por Juan Bautista Mariano Picornell y Gomila, ilustre pedagogo reformista, nacido en Palma de Mallorca en 1.759.
Junto con el sabio Picornell y Gomila, llegaron, José Lax, Manuel Cortés Campomanes, Bernardo Garaza, luego Juan Manzanares, Juan Pons Izquierdo, Joaquín Villalba y Sebastián Andrés, todos ellos masones y enemigos declarados de la monarquía española. Estos prisioneros políticos españoles, eran miembros activos de las logias regulares "Libertad" y "España", que trabajaban en el templo masónico de la calle de Basteros, en Madrid, y que posteriormente incorporan a varios venezolanos a la actividad masónica, como  en Londres, en 1.798, con el establecimiento de la Gran Reunión Americana, fundada por el Precursor Francisco de Miranda, ya descrita anteriormente, a través de la cual – y de las Logias Lautarinas que fueron sus sucursales–, muchos venezolanos se incorporaron a la actividad masónica. Influidos por las ideas de la Revolución Francesa, secretamente organizaron en Madrid una vasta conspiración para establecer la República. Estaban cansados de la corrupción y de los abusos de la monarquía. Cuando culminaban los preparativos de la revolución fueron descubiertos por la policía. Por orden del Rey fueron encarcelados y embarcados rumbo a la prisión de Cartagena de Indias. Desembarcaron en La Guaira y temporalmente quedaron encerrados en el Castillo de San Carlos.
Desde la lóbrega mazmorra de La Guaira, estos masones españoles hicieron contacto con José María España, Manuel Gual, Simón Rodríguez, Ponce y otros.
Se sabe que José María España por las excelentes relaciones que tenía en La Guaira, estaba al tanto de la personalidad de los prisioneros españoles que fueron desembarcados secretamente.
Valiéndose de sus amigos y hasta del soborno, José María España logró hablar con ellos varias veces. En algunas ocasiones iba al Castillo de San Carlos acompañado de Manuel Gual. Su amistad con el Jefe de la Guardia y algunas monedas de oro, le permitieron permanecer en la cárcel largas horas conversando con los masones españoles. Al parecer en una de esas entrevistas, José María España y Manuel Gual, fueron iniciados formalmente en la masonería, por los ocho Maestros Masones encarcelados.
Lo cierto es que José María España y Manuel Gual, después de esas entrevistas secretas, reorganizaron la Logia irregular que presidían en La Guaira, otorgando mayor importancia a los rituales. Las célebres "Ordenanzas Constitucionales", redactadas en la cárcel por Picornell y Gomila[9], fueron calificadas por todos los historiadores, como la declaración expresa de una independencia absoluta, mediante la aplicación del sistema republicano para Venezuela, y eran leídas en la Logia de José María España y después fueron sacadas al exterior para su publicación.
Con la ayuda de José María España, Manuel Gual, Simón Rodríguez y otros masones venezolanos, los masones españoles que estaban en el Castillo de San Carlos, lograron fugarse a la isla francesa de Guadalupe. Al ir imprimieron una traducción al castellano de los "Derechos del Hombre y del Ciudadano". Editaron asimismo, la "Canción Americana" y "Carmañola Americana", de gran difusión en el Continente.
Más tarde, entre 1.811 y 1.818, nacen las primeras Logias en Cumaná, Carúpano y Angostura — que más tarde, en 1.846, se llamó Ciudad Bolívar– y donde se encuentran las primeras actividades concertadas en torno a los principios libertarios y humanistas de la Masonería. Sin embargo, avanzan los estudios respecto de que las primeras Logias habrían funcionado en la Isla Margarita desde 1807, sin que hasta la fecha se haya podido confirmar la valiosa documentación disponible. Desde entonces, la Masonería Venezolana juega un papel de primera importancia en la vida nacional, marcada por una lucha continua por las ideas emancipadoras, por un esfuerzo sostenido en pro de la independencia y por sostener el régimen republicano, permanentemente amenazado.
Los grandes inspiradores y actores de la emancipación venezolana fueron masones: Simón Bolívar, Francisco de Miranda, Andrés Bello, Simón Rodríguez y Antonio José de Sucre y todos los que, luego, participan en la dirección de la Venezuela republicana son, también, miembros de la Masonería: José Antonio Páez, José María Vargas, Carlos Valentín Soublette, José Tadeo Monagas y José Gregorio Monagas, Julián Castro, Manuel Felipe Tovar y Tovar, Juan Crisóstomo Falcón, Antonio Guzmán Blanco, Francisco Linares Alcántara, Joaquín Crespo, Raimundo Andueza Palacio e Ignacio Andrade. De 15 Presidentes que tuvo Venezuela en un solo siglo, 13 pertenecieron a la Masonería. Las dictaduras que se dieron en la época afectaron gravemente a Venezuela, y ejercieron una constante perturbación en la Masonería, lo que explica que en el  siglo XX solo figura un Presidente de la República como miembro de la Institución, el ilustre y notable venezolano, Raúl Leoni Otero.[10]
El autoritarismo político, las cúpulas políticas acomodaticias y el personalismo exacerbado habían encontrado un severo escollo en la Masonería. Sus principios, eminentemente éticos y solidarios, resultaban incómodos a quienes manejaban sin pulcritud la cosa pública y a quienes, en un clima de escaso rigor moral, dañaban gravemente los principios democráticos. La presión y la indebida penetración ejercida, a comienzos del siglo XIX y durante muchas décadas, en contra de la Masonería y, desde luego, en contra de sus hombres más distinguidos, terminaron por replegar la actividad masónica.
Como testimonio de la entrega masónica a la vida nacional, los restos de 37 masones se encuentran hoy en el Panteón Nacional, el templo en el cual el país ha querido inmortalizar a sus más importantes servidores: Lisandro Alvarado, Raimundo Andueza Palacio, Francisco Aranda, Juan Bautista Arismendi, Francisco de Paula Avendaño, Andrés Bello (cenotafio), José Francisco Bermúdez, Andrés Eloy Blanco, Rufino Blanco Fombona, José Félix Blanco, Simón Bolívar, Luis Brión, Manuel Ezequiel Bruzual, Juan José Conde, Lino de Clemente, Manuel María Echeandía, Juan Crisóstomo Falcón, Antonio Leocadio Guzmán, Tomás Lander, Francisco Linares Alcántara, Antonio Mariño, Francisco de Miranda (cenotafio), José Gregorio Monagas y José Tadeo Monagas, Juan de Dios Monzón, Daniel Florencio O’Leary, José Antonio Páez, Juan Antonio Pérez Bonalde, Judas Tadeo Piñango, Luis Razetti, Simón Rodríguez, José Tomás Sanabria, José Laurencio Silva, Carlos Valentín Soublette, Antonio José de Sucre (cenotafio), Diego Bautista Urbaneja y José María Vargas. Faltan que se cumplan los decretos Presidenciales de 1.875 y 1.899 de repatriar y trasladar al Panteón Nacional a los Presidentes de Venezuela Manuel Felipe Tovar y Tovar y Antonio Guzmán Blanco, cuyos restos se encuentran en los cementerios de Epinay y Passy de París, respectivamente, y quienes fueron grandes servidores de Venezuela y distinguidos miembros de la Masonería.
LA GRAN LOGIA DE VENEZUELA
Todos los autores que hablan sobre la historia de la masonería en Venezuela se refieren a la fundación de un Supremo Consejo del Grado 33° y la Gran Logia ambos de la República de Colombia, el mismo día de la Batalla de Carabobo, el 24 de Junio de 1.824, pero recordemos que es el día de San Juan, patrono de las cofradías de constructores medievales y día del calendario coincidente con el Solsticio de Verano, festividad que es celebrada por los masones. Sin embargo, no hay documentación que permita establecer la veracidad de ese hecho, y pudo haberse fundado en cualquier momento entre 1.823 y 1.828, porque en el documento de la fundación[11] de la Gran Logia de la República de Venezuela en 1.848, se refiere a una antigua Logia de la República de Colombia, a la cual suple esta en el territorio de Venezuela. En su nómina se encuentran: José Antonio Páez, José María Pelgrón, Manuel López de Umerez, Diego Bautista Urbaneja, Carlos Valentín Sublette, Carlos Cornejo, José María Lovera, Francisco Conde, Juan José Conde, José Gabriel Lugo, José Austria, Judas Tadeo Piñango, Felipe Esteves, Vicente Carrillo, Gerónimo Pompa, José María Ponce y José Manuel Morales. Buena parte de ellos, son  fundadores también, de la “Sociedad de Amigos del País”. Lo interesante es que en la nómina hay más civiles, que militares y los militares aparecen sin rango, solo con su nombre y apellido.
Sin embargo, dos meses antes, el 21 de abril de 1.824,  el Comisionado Especial del Supremo Consejo Unido del Hemisferio Occidental, con sede en Nueva York, el joyero e intelectual francés, de 61 años, Joseph Cerneau, confirió en Caracas el Grado 33 a diversas personalidades, en su mayoría, como dice Briceño Perozo, adalides de la Independencia y quienes, pocos meses después, fundarían la Masonería Venezolana, el 24 de junio de 1.824, bajo la dirección del abogado barcelonés, de 42 años, Diego Bautista Urbaneja Sturdy, miembro de la Corte Suprema de Justicia, más tarde, Ministro de Hacienda (1.830) y tres veces Vicepresidente de la República (1.831, 1.832 y 1.847)[12].
En la nómina de las personalidades que figuran en el documento original del Archivo Blanco-Aspúrua, Tomo I, que se conserva en el Archivo General de la Nación, se encontraba Simón Bolívar, quien, en esa fecha, de 41 años de edad, estaba en Trujillo, Perú, a unos 500 Km. al norte de Lima, recuperándose todavía de una grave enfermedad sufrida en Pativilca, razón por la cual no estuvo presente en la ceremonia. No se sabe si más tarde recibió tal distinción.
Ese Supremo Consejo, cuya representación trajo Cerneau, existió, con sede en Nueva York, hasta 1.867 cuando se fusionó con el Supremo Consejo del Grado 33 de la Jurisdicción Norte de los Estados Unidos, fundado en 1.813, con sede en Boston y que, desde 1.968, tiene su sede en Lexington, Massachusetts.
Como Grandes Dignatarios de la Gran Logia figura, junto al Gran Maestro Diego Bautista Urbaneja, un grupo esclarecido de la legión civil del ciclo libertario de Venezuela: José Cordero, Manuel López de Umérez, José R. Martín, Andrés Narvarte, José María Pelgrón, Fernando Peñaver y José María Lovera. Desde entonces, a la Gran Logia le correspondió coordinar, en 1.824, a las 18 Logias bajo su dependencia, no sólo como organizaciones valerosas, sino de reflexión y fomento de los ideales humanitarios que estimulaban el pensamiento de avanzada. No hay que olvidar que en los trece años de sacrificios que costó la independencia venezolana hasta 1.823, se había perdido el 30% de su población, y todavía en 1.829 había brotes realistas.
Existen ciertas connotaciones históricas sobre Simón Bolívar y la Masonería y alguna discrepancia entre algunos autores ya que unos afirman que Bolívar se inició en la logia de los Caballeros Racionales en Cádiz de la mano del Generalísimo Francisco de Miranda, y otros aseguran que fue en Francia donde conoció de los augustos misterios de nuestra orden específicamente en la logia San Alejandro de Escocia en Paris. De esto último, no  hay duda de que El Libertador perteneciera a nuestra augusta orden ya que aparte de la gran cantidad de documentos que así lo acreditan, el escritor Ramón Díaz Sánchez, descubrió en Paris el documento original que prueba su ingreso  a la Masonería, y ese documento tiene la firma autógrafa del Libertador  fechado el  “11 del undécimo mes del año masónico 5.805”, y fue iniciado con el grado de Compañero. Pero también es cierto que sale a relucir una conversación entre el General Simón Bolívar y Luis Perú de Lacroix mientras esperan los resultados de la Convención de Ocaña, donde se referirá a la  masonería de la siguiente manera:
[…]Habló de la masonería, diciendo que también él había tenido la curiosidad de hacerse iniciar para ver de cerca lo que eran aquellos misterios, y que en París se había recibido de Maestro, pero que aquel grado le había bastado para juzgar lo ridículo de aquella antigua asociación; que en las Logias había encontrado algunos hombres de mérito, bastantes fanáticos, muchos embusteros y muchos más tontos burlados; que todos los masones se asemejan a los niños grandes jugando con señas, morisquetas, palabras hebraicas, cintas y cordones; que, sin embargo, la política y los intrigantes pueden sacar partido de aquella sociedad secreta[…][13]
Él también juzgaba la sociedad como influyente en materia política, y esta creencia privará después del atentado septembrino, con el famoso Decreto del 8 de Noviembre de 1.828 donde “proscribirá las sociedades secretas, cualquiera sea su denominación”.[14]  Lo cierto es que la masonería había abandonado el mundo del absolutismo ilustrado, del siglo XVIII, cuando era una sociedad esotérica, preocupada por la filosofía y la práctica de la ciencia, para ser suplida, en el siglo XIX, por un club político y civil que involucraba al mundo de los negocios y de la toma del poder, quedando clausuradas también las logias masónicas existentes en algunas ciudades de la republica.
Sobre este tema hay ciertas contradicciones y versiones entre algunos historiadores ya que unos piensan que de hecho el decreto de Bolívar era dirigido especialmente a la masonería, por la acumulación de poder que ella ostentaba, cuestión que es de dudar ya que siendo Bolívar masón es poco probable que él hubiese hecho ese decreto con esa finalidad, la otra versión, es que el Libertador cuando redactó ese decreto era dirigido a los círculos conspiradores que encabezaba entre otros, el General Francisco de Paula Santander, que buscaban eliminar a como diera lugar al Padre de la Patria, por sus aspiraciones personales y su sed de poder, por cierto, aunque parezca mentira el General Santander también era masón.
La masonería se asentará en la sociedad latinoamericana, después del proceso independentista y de hecho en 1.823 el General José Antonio Páez, estaría solicitando la regularización de una Logia que él dirige en Valencia y nos da noticias del establecimiento de otras Logias en Cumaná y Barcelona (en el Oriente venezolano).[15] El documento es suscrito entre otros, por Juan Uslar, José Abreu de Lima[16] y comparten con ellos otros militares venezolanos e ingleses.
Cuando en 1.830 Venezuela se separa de la Gran Colombia, la Gran Logia cayó en sueños a consecuencia de los compromisos contraídos por sus miembros con la estructuración de la naciente vida republicana hasta que el 9 de septiembre de 1.838, bajo el mismo Gran Maestro Diego Bautista Urbaneja,  la Gran Logia acuerda reactivarse y proseguir su obra bienhechora, la que cumple, sin otra interrupción, hasta la fecha.
Por otro lado se sabe que entre 1.817 y 1.818 existían dos logias, una de las cuales funcionaba en la casa del comerciante Francisco González de Linares, cuyo hermano Manuel González de Linares era también un prominente masón. Al mismo tiempo en el territorio Guayanés dominado por los republicanos, un comerciante de origen británico de nombre James Hamilton, forma en 1.818 en Angostura la logia llamada “Concordia Venezolana”, bajo autoridad de la Gran Logia Provincial de Kingston (Jamaica). Entre los militares británicos que se unieron al ejército de la republica había varios masones, que fundaron la “Logia Colombiana”, ya en funcionamiento desde  Diciembre de 1.820, y que en Febrero de 1.821 celebró una sesión en Achaguas, donde estaba acantonada la unidad británica.
En 1.821, en Caracas se forma el taller La Unión, y en Valencia la “Logia La Concordia”, ambas dependientes de la Gran Logia de Pensilvania. A partir de 1.821, tras la batalla de Carabobo, se empieza a organizar la masonería Venezolana instalándose en 1.822 las logias “Protectora de Las Virtudes” en Barcelona, “Perfecta Armonía” en Cumana, “Fraternidad Colombiana” en Caracas, “Valor y Constancia” en Valencia, “Unanimidad de Cartago y Bolívar” en la Guaira, todas ellas con cartas patentes de la Gran Logia de Maryland (Baltimore); en 1.823 se instalan las logias “Regeneradores” de Maracaibo y “Aurora” en la Guaira, estas con patente de la Gran Logia de Nueva York. Uno de los más antiguos libros masónicos publicados en Venezuela, fue el titulado “Espíritu de los Estatutos y Reglamentos del Orden Franc-Masónico” (sic) y el “Diccionario de todos los términos y expresiones que están en uso para las logias”, impreso en Cumaná en 1.823 y redactado por Manuel José Ribas, de la logia Perfecta Armonía.
El 16 de mayo de 1.824 se funda en Caracas la Gran Logia de Colombia y se instala solemnemente el 24 de junio de ese mismo año, siendo Diego Bautista Urbaneja[17] su primer Gran Maestre, en ese entonces la Republica de Colombia abarcaba los departamentos de Venezuela, Nueva Granada y Quito, tal como se ha explicado anteriormente.
Poco después de separarse Venezuela de la Gran Colombia, el 2 de diciembre de 1.823, cuando el general José Antonio Páez, masón Grado 33°, proclamó solemnemente que “'ya estaba asegurada la paz y Libertad de Venezuela”, funcionaban en el país regularmente 18 Logias:
  • Protectora de las Virtudes (Barcelona).
  • Perfecta Armonía (Cumaná).
  • Guaira Unanimidad (La Guaira).
  • Fraternidad Colombiana (Caracas).
  • Concordia Venezolana (Angostura).
  • La Unión (Caracas).
  • Regeneración (Maracaibo).
  • Valor y Constancia (Valencia).
  • Aurora (San Felipe).
  • Amistad (Barquisimeto).
  • Hijos de Colón (El Tocuyo).
  • Libertad (Puerto Cabello).
  • Unión Filantrópica (Coro).
  • Concordia (Valencia).
  • San Juan de la Constancia (Guanare).
  • Concordia (Caracas).
  • San Juan de Margarita (Margarita).
  • Virtud (Carúpano).

La masonería Venezolana comienza su reorganización en Caracas de forma independiente fundando la Gran Logia de Venezuela, siendo su Gran Maestro Diego Bautista Urbaneja; año y medio más tarde, los masones Venezolanos que se encontraban investidos del grado 33 de la Masonería Escocesa, resolvieron instalar el Supremo Consejo del Gado 33 para la República de Venezuela y a tal efecto se reunieron en Caracas el 4 de mayo de 1.840, siendo proclamado Gran Comendador el General José Antonio Páez para ese entonces Presidente de la República. El Supremo Consejo unido a la Gran Logia de Venezuela, constituyeron en Caracas el 31 de enero de 1.841 el Gran Oriente Nacional de Venezuela siendo el General Carlos Valentín Soublette[18] su primer Gran Maestre. En 1.843 la Gran Logia de Venezuela reagrupaba los talleres Perfecta Armonía Nº 2 (Cumana), Unanimidad Nº 3 (La Guaira), La Unión Nº 5 (Caracas), Concordia Nº 6 (Caracas), Libertad Nº 11 (Puerto Cabello), Unión Filantrópica Nº 12 (Coro), Concordia Nº 13 (Valencia), Regeneración Nº 15 (Maracaibo), América Nº 17 (Caracas), Restauración Nº 23 (Río Chico), Caracas Madre Nº 24 (San Fernando de Apure), Tolerancia Nº 25 (San Felipe), Aurora de Petare Nº 26 (Caracas), La Paz Nº 27 (Valencia), Unión del Baúl Nº 28 (El Baúl), Independencia Nº 30 (Puerto Cabello) y Victoria Nº 31 (Nirgua).
En el año 1.847 se produjo la primera división de la masonería Venezolana, al ser creado un Gran Oriente disidente. Dado que muchos de los grandes actores políticos, militares e intelectuales pertenecían a la orden masónica, y los enfrentamientos políticos, de poder y la efervescencia que se vivía en todos los ámbitos de nuestro país, no podían menos que afectar también a nuestra augusta institución.
Por otra parte, el debilitamiento progresivo de la republica y del poder de la iglesia católica, permitieron un mayor desarrollo de las actividades públicas de la masonería, empezaron a construirse templos masónicos donde en sus fachadas se encontraban los signos de la institución, como en el templo de la Guaira inaugurado en el año de 1.853.
Por otro lado, el joven Antonio Guzmán Blanco[19] pronuncia uno de sus primeros discursos en las exequias masónicas del General Santiago Mariño en 1.854.
Después de finalizar la guerra federal, se produce la reunificación de los dos grandes sectores de la masonería, durante el gobierno de otro iniciado en la masonería el Mariscal Juan Crisóstomo Falcón[20], el 30 de abril de 1.865, adoptando como nombre el de Gran Oriente Nacional de Venezuela siendo su gran Maestre Ramón Díaz.
Desde el año 1.863, un grupo de hermanos masones pertenecientes a la Logia “Esperanza” de Caracas entre quienes se encontraban Isaac Pardo y Casiano Hernández, habían constituido la Sociedad del Templo Masónico, empezaron  a recabar fondos y su vez fueron adquiriendo lotes de terrenos, con la finalidad de edificar el templo, entre las esquinas de Jesuitas a Maturín, donde  la primera piedra fue colocada en Septiembre de 1.864 con emotivos discursos de Fernando Arvelo y de Isaac Pardo. Durante el régimen del General Guzmán Blanco (1.870 – 1.887) la institución masónica se fortaleció y se extendió por todo el territorio nacional, siendo esta considerada la mejor etapa de la institución masónica en Venezuela, llamada también los Años de Oro de la masonería nacional. Para ese momento surgen problemas con la construcción del Templo ya que lo recaudado para tal fin no era suficiente. Entonces la respetable Gran logia de Venezuela solicitó ayuda a todas las logias de la jurisdicción para que no se interrumpieran las obras.
En esos días el Presidente Antonio Guzmán Blanco, Grado 33º que estaba en lo más alto del poder, ejercía las funciones de guarda templo de la Logia “Esperanza” Nº 7,  y enterado de la dificultad que había surgido con la construcción del Templo, ordena al Ministerio de Fomento hacerse cargo de la conclusión de la obra, siendo inaugurado el día 27 de abril de 1.876.
Las logias lo declararon Gran Protector de la Institución Masónica en Venezuela, teniendo que enfrentar el cisma que se produjo en 1.882 y que se resolvió en 1.884. A finales del año 1.882 la masonería Venezolana estaba constituida según las denominaciones de la época por: un Superior Consejo del Grado 33, con 48 miembros, un Gran Consistorio con 54 príncipes, un Consejo de Caballeros Kadosh con 88 integrantes, un Soberano Consejo con 40 príncipes Rosacruces, una Gran Logia con 60 hermanos y 750 hermanos regulares pertenecientes a 19 logias simbólicas.
Todos los presidentes de Venezuela, desde José Antonio Páez hasta Ignacio Andrade, fueron masones. Eso solo demuestra que la política Venezolana marcho al vaivén de las ideas que nacían dentro de la masonería, no con pocas discrepancias y choques, por que el pensamiento liberal tuvo diferentes protagonistas, desde la posición conservadora de José Antonio Páez, la revolucionaria de Ezequiel Zamora, hasta el moderno liberalismo de el General Antonio Guzmán Blanco.
La caída del poder político y social de la masonería comenzó con el gobierno de Francisco Linares Alcántara, quien cometió el error de entrar en pugnas de poder con Joaquín Crespo, Modesto Urbaneja, Nicanor Bolet Peraza y otros dirigentes masones, los que aprovechando la ausencia del país de Antonio Guzmán Blanco, comenzaron a deslizar ataques contra la obra del Ilustre Americano.
Luego de los múltiples problemas que se suscitaron en lo político y lo social, el General Guzmán Blanco llama a Caracas al General Joaquín Crespo quien llegó a la capital procedente de Maracay en el año 1.883, a una reunión en la que se acordó la sucesión presidencial. Con el asenso del General Joaquín Crespo a la presidencia de la Republica en el año 1.884, mejoró en algo la situación de la masonería, pues Crespo fervoroso masón, llevó al gabinete ministerial a conocidas figuras de logias caraqueñas. Pero  se encontró con infinidad de problemas, como el hambre en los campos, la malaria, el erario público en bancarrota, actuando en contra de sus buenas intenciones.
Aparte de todo este panorama desolador, se encuentra también entre dos fuerzas intransigentes y difíciles de conciliar: los Guzmancistas liderados por Rojas Paúl, González Guinand, Pimentel y Bello, y los amigos de Crespo que lo animaban para que se alzara con el santo y con la limosna. Joaquín Crespo fue presidente por dos periodos, y  en el último que fue de 1.892 hasta 1.898, soportó cuartelazos y movimientos subversivos donde estaban involucrados masones y antiguos amigos, pero Crespo logró salir airoso de todas esas confabulaciones, consolidándose más en el poder.
Ya en 1.897, el gastado liberalismo, siempre del brazo de la masonería, comenzó a moverse a favor de la candidatura de Ignacio Andrade, dirigente masón y que para el momento de su escogencia ejercía el cargo de presidente (Gobernador) del Estado Miranda, y que en ese momento dicho estado ocupaba un espacio geográfico equivalente a los actuales estados Aragua, Miranda, Nueva Esparta y Guárico juntos. Ignacio Andrade tomó posesión de la Presidencia de la República el 28 de febrero de 1.898 en medio de desconfianzas y nubes agoreras. Luego de importantes alzamientos uno del General José Manuel Hernández el 11 de marzo de 1.898, y otro del General Ramón Guerra el 19 de febrero de 1.899,   Andrade presenta su primer y único mensaje al CongresoNnacional, el 27 de febrero de 1.899, pintando un cuadro desolador, donde los continuos alzamientos se unían a los estragos de la epidemia de viruela que diezmó poblaciones enteras, la crisis del tesoro público y la baja del precio del café, fueron el caldo de cultivo, y lo último con lo que se tuvo que enfrentar, fue La Revolución Liberal Restauradora, liderada por Cipriano Castro, quien el 23 de octubre de 1.899, entra triunfalmente en Caracas.
Ese día se cerró el ciclo histórico del Liberalismo Amarillo y con ellos el poder y la influencia política de la masonería en la vida pública del país. Cuando el terremoto del 26 de Octubre de 1.900, que causó destrozos en Caracas, también afectó al Gran Templo Masónico, produciendo deterioros en la Cámara Capitular, en el vestíbulo exterior, en los Pasos Perdidos y en algunas cámaras, la fachada también sufrió daños y en algunos lugares del templo, se desplomó el techo.
El Presidente Cipriano Castro no era masón, aunque tenía respeto por el papel histórico de la masonería y por la actividad moralista que cumplía. Al ser informado de los daños acaecidos en el Gran Templo, inmediatamente ordenó al Ministerio de Fomento la reparación de los mismos, trabajo que se cumplió con celeridad y a satisfacción de la Gran Logia, la cual agradecida, el 3 de marzo de 1.904 emitió un voto de profundo reconocimiento al Presidente Cipriano Castro. El 10 de junio de 1.904 quedó terminada la reconstrucción del Gran Templo, y el 13 de julio de 1.904, se reestrenó el local con una ceremonia de exaltación de la respetable logia “Fe” Nº 14, la cual inauguro la “Cámara del Medio”.
La masonería no cayó en desgracia con el advenimiento de Cipriano Castro, pero perdió su papel de institución dirigente. Sus principales representantes cayeron en desgracia política, ya no formaban parte de las grandes decisiones de la nación, ni ocuparon cargos de relevancia en la administración pública. Ese cambio hizo decaer el prestigio que la institución había tenido por más de tres cuartos de siglo, ya las personalidades no tocaban las puertas del Gran Templo, ni los jóvenes con deseos de escalar posiciones solicitaban su ingreso en las logias, era más rentable y requería de menos esfuerzo, hacerse amigos de los partidarios de Castro y las logias dejaron de ser puntos de atracción social, moral y política.
Con el asenso de Juan Vicente Gómez al poder, en 1.908 la situación siguió igual que con Cipriano Castro, J.V. Gómez sin perseguir a la Institución, tampoco la favoreció en lo más mínimo, resignándose los masones a pasar de la envidiable posición que siempre ostentaron, a su anulación total como Institución influyente en la sociedad. Ese año regía los destinos de la institución el Gran Maestro Domingo A. Coronil, quien había colaborado con el gobierno de Ignacio Andrade y después se hizo amigo del régimen de Cipriano Castro. Más tarde con el General Juan Vicente Gómez, tampoco tuvo problemas. El gomecismo nunca persiguió a la masonería. Prefirió ignorarla. Gómez dentro de su poca instrucción, sabia a través de sus conversaciones con Leopoldo Batista y Francisco González, que el Libertador había sido masón. El General J.V. Gómez sentía una gran devoción hacia la figura del Libertador, pensaba que si Simón Bolívar había pertenecido a la masonería, seguramente debía tratarse de una asociación “buena”, y como muestra de esto, cuenta el médico Jacobo Bendhan Chocron, dos veces Gran Maestro de la Gran Logia de la Republica de Venezuela, que una vez el General  J.V. Gómez, lo mandó a llamar a su despacho en Maracay.
Cuando después de una larga antesala lo hicieron pasar a la oficina del General, el Dr. Jacobo Bendhan Chocron temblaba pensando en la Rotunda y otras cosas que pasaban por su cabeza. Pero el dialogo aunque corto fue amistoso:
_ ¿Así que usted es el jefe de la masonería?, le pregunto Gómez.
_Si, soy el Gran Maestro de la Gran Logia de la Republica de Venezuela, mi General.
_Y que hacen ustedes en la masonería, volvió a preguntarle mientras le clavaba la mirada en los ojos.
_Nos reunimos pacíficamente para conversar sobre la importancia de las virtudes y la moral. También inculcamos el amor al trabajo, el respeto a la patria y la práctica de las buenas costumbres.
_Aja, eso si me gusta. Mientras prediquen el amor al trabajo, el respeto a la patria y la práctica de las buenas costumbres, nunca serán molestados.
_ ¿Y es verdad que el Libertador Bolívar fue masón?
_Si excelencia, el Libertador Bolívar fue miembro de la Masonería.
_Aja, muy bien, eso ya me lo habían dicho.

En efecto, el General J.V. Gómez no se metió nunca con la masonería, ni ella con él. Los espías del dictador y algunos masones que estaban en altos puestos o eran sus socios, le informaban constantemente sobre lo que en la Confederación masónica se hacía, donde las reuniones eran inofensivas y no representaban ningún peligro para el régimen.
La Masonería Venezolana sobrevivió los 27 años del régimen de Gómez, sin sustos ni tropiezos. Fue una convivencia pacífica que permitió que las logias trabajaran, pero la Masonería perdió todo el prestigio y poder que adquirió con Páez, Antonio Guzmán Blanco y Crespo. Esa actitud sumisa y acomodaticia, se dejo sentir en las décadas siguientes.
Ya en el año 1.935 el mandato del General J.V. Gómez está pasando por sus últimos momentos, pero como todo animal herido, es cuando se encuentra más peligroso. Un problema fronterizo con la hermana republica de Colombia, en el Río Tarra, provocó un  malestar en las filas de nuestras Fuerzas Armadas. El gobierno de J.V. Gómez, esencialmente militarista, comenzó a preparase para una eventual confrontación con Colombia, comprando armamento y pertrechos para ocho mil efectivos. Por otra parte Colombia hizo lo mismo y armaron a diez mil efectivos del ejército. Todo el año de 1.935 fue de encendidos debates y preparativos, pero gracias a Dios la sangre no llego al río, la cordura prevaleció sobre los fanatismos y posiciones a ultranza, y además el “Benemérito” ya estaba llegando al final de su vida, muriendo el 17 de diciembre de 1.935, culminando así una de las páginas más oscuras de nuestra historia contemporánea.
El General Eleazar López Contreras, hasta entonces Ministro de Guerra y Marina, se encarga de la Presidencia de la Republica por decisión del Gabinete Ministerial y conforme a lo dispuesto por el General Gómez antes de su muerte.
Una de sus primeras acciones, fue poner en libertad a todos los presos políticos que estaban hasta ese momento, presos de manera indefinida, dependiendo únicamente de la voluntad del General J.V. Gómez, y su segunda gran decisión fue la de autorizar el regreso de todos los exiliados, con la única excepción de los comunistas, y también permitió alguna libertad de prensa y de reunión. Todas estas decisiones que el General Eleazar López Contreras tomó, fueron en contra de la voluntad de muchos de los dirigentes gomecistas que todavía estaban en cargos de alto gobierno. La muerte de Juan Vicente Gómez desató una crisis política, de la cual se hubiesen podido haber aprovechado los antigomecistas para llegar al poder, pero el Gral. Eleazar López Contreras supo controlar la situación calmando la efervescencia, con medidas salomónicas, evitando de ese modo una nueva guerra civil.
El 14 de febrero de 1.936, el Presidente E. López C.  tuvo su primera gran prueba de estadista, ya que después de una balacera en la Plaza Bolívar de Caracas, con un saldo de varios muertos y heridos, se realizó una gigantesca marcha y concertación encabezada por Jóvito Villalba. El general sin dejarse atemorizar por ese multitudinario movimiento de masas, hizo los cambios necesarios en el gobierno para darle respuestas a las aspiraciones del pueblo. Destituyó a Pérez Soto, León Jurado y otros gobernadores y ministros identificados con el gomecismo, para sustituirlos por personajes conocidos por su vocación democrática como Rómulo Gallegos, Alberto Adriani, Alberto Smith, Néstor Luis Pérez, Regulo Olivares, Albano Mibelli y otros. Uno de los destituidos por el Presidente, León Jurado era miembro de la masonería. A todo esto como ya era costumbre la Gran Logia mantuvo absoluto silencio, repitiendo el mismo accionar observado durante el gomecismo, y prefirieron hacerse la vista gorda y adoptar la política de convivencia, la cual le había dado sus frutos en cuanto a poder trabajar “libremente” en las logias, pero que hundió a la institución en un profundo desprestigio, del cual paso mucho tiempo, para lograr superarlo.
En el año 1.937 comenzó la organización de un partido político llamado PDN (Partido Democrático Nacional), que culmino el 27 de septiembre de 1.939 con la realización de su Primera Convención Nacional, donde se eligió el Directorio Nacional bajo la presidencia de Rómulo Betancourt. Varios de los integrantes de esa directiva fueron miembros de la masonería, Inocente Palacios, Alejandro Oropeza Castillo (Masón), Raúl Leoni (Masón), Luis Lander, Jesús Paz Galárraga, Gonzalo Barrios, Antonio Leindez, Valmore Rodríguez (Masón), Ana Luisa Lovera, Leonardo Ruiz Pineda, José Oropeza, Luis Beltrán Prieto Figueroa (Masón), Luis Alberto Pocaterra, Raúl Acosta, Luis Troconis Guerrero, Luis Augusto Dubuc y Gualberto Fermín. El PDN, fue la antesala de lo que luego se transformaría en el Partido Acción Democrática (AD), y el 29 de julio de 1.941  fue legalizada su fundación  emergiendo a la vida pública, en un acto celebrado en el Nuevo Circo de Caracas, el 13 de septiembre de 1.941, donde pronunciaron vibrantes y emotivos discursos, Rómulo Gallegos, Andrés Eloy Blanco (Masón), Luis Beltrán Prieto Figueroa (Masón), Mario García Arocha y Rómulo Betancourt.
Con el controvertido golpe del 18 de octubre de 1.948, Acción Democrática se hace de poder, y con ese partido algunos miembros de la masonería que actuaban de forma individual. El 24 de octubre de 1.948, un golpe militar dirigido por los comandantes Carlos Delgado Chalbaud, Marcos Pérez Jiménez y luego Felipe Llovera Páez, derrocó al gobierno de Rómulo Gallegos.
Luis Felipe Llovera Páez, era miembro de la masonería, nacido en Ciudad Bolívar el 14 de abril de 1.913, habiéndose iniciado en 1.937 en la Resp\ Log\ Aurora de Paria Nº 42, fundada en Güiria, Estado Sucre, en 1.872. Más tarde cuando asume el mando definitivamente del país, el General Marcos Pérez Jiménez, después de la muerte de Delgado Chalbaud, Luis Felipe Llovera Páez estaba encargado del Ministerio de Relaciones Interiores, y dicen que fue benevolente con algunos masones llevados a prisión por participar en actividades subversivas, y lo mismo se puede decir del famoso Bachiller Castro, mano derecha de Pedro Estrada jefe de la Seguridad Nacional, ya que muchos aseguran que el Bachiller Castro salvó de torturas y otras atrocidades a muchos opositores que identificaban como masones.
Otro colaborador del General Marcos Pérez Jiménez, el Comandante Rafael Ángel Molina Franco, miembro de la Respetable Logia Esperanza Nº 7, de Caracas, también ayudó a muchos masones que cayeron en las redes de la Seguridad Nacional, bajo la sospecha de conspirar en contra del gobierno.
Esa ambigüedad en el proceder de algunos miembros de la masonería, estando con tirios y troyanos y a su vez perteneciendo a la misma tolda, igual que sucedió en la época de Gómez y en la transición de López Contreras, y que según algunos comentaristas y estudiosos de la masonería, dicen que esta actitud fue la clave para haber sobrevivido los tiempos difíciles, pero  otros consideran que es la causa de su decadencia o por lo menos de su franco debilitamiento.
Lo cierto es que la Masonería como institución miró los toros desde la barrera el drama de los ocho años de gobierno dictatorial del General Marcos Pérez Jiménez. El General nunca se metió con la Orden, no se sabe si para congraciarse con su amigo Llovera Páez o porque consideró que la masonería no representaba ningún peligro para la estabilidad de su gobierno.
La dictadura de Marcos Pérez Jiménez, perjudicó indirectamente al desenvolvimiento y crecimiento de la Institución Masónica. Por otra parte, la falta de libertades y el régimen de terror que había impuesto el gobierno a través de la Seguridad Nacional, redundó en la disminución de las actividades masónicas, mermando sobre todo el numero de iniciaciones y el ímpetu creativo y creador de algunos intelectuales democráticos, que deseaban impulsar a la institución a la modernidad  acorde con los nuevos tiempos.
Durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, la atmósfera política estaba enrarecida, la suspicacia y la desconfianza predominaban a todo nivel, produciendo tres bandos claramente diferenciados: los demócratas y progresistas situados en la resistencia, los adeptos al gobierno y contratistas extranjeros que se aprovechaban de las ventajas que el régimen les otorgaba, y los indiferentes que solo se ocupaban el vivir sus vidas sin correr ningún tipo de riesgos.
La institución Masónica como no era una isla aparte de la realidad que en el país se vivía, no escapaba de la pugna entre estas tres corrientes  nombradas anteriormente. En los altos cuadros dirigentes dominaba la tendencia conservadora, partidaria de mantener a costa de lo que fuera una posición neutral, y para lo cual adoptaron una actitud contemplativa, que no estaba acorde con el del descontento nacional por los abusos del régimen y por supuesto no supo ejercer el papel que de haber interpretado la realidad venezolana de ese tiempo, hubiese tenido que adoptar.
Corría el año de 1.953, Rafael Otero Silva, un hombre que hacía gala un carácter afirmativo, poco dado a la consulta democrática y a la libre exposición de las ideas, era la persona que estaba al frente de la Gran Logia de Republica de Venezuela. Entre sus planes personales, tenía en proyecto, hacer demoler el Gran Templo Masónico para la construcción de un edificio, plan que se frustró cuando la empresa con la cual pensaba ejecutar la obra, no ofrecía las garantías necesarias, y un grupo de altos personeros de la masonería, entre gallos y media noche, decidieron quitarle la investidura de Gran Maestro.
La conjura que se realizó exitosamente, provoco una secesión. Un grupo de logias defensoras de la fundamentación jurídica, se declara independiente. Al año siguiente, otro grupo de logias, donde sobresalían masones de mentalidad democrática y de ideas modernas en materia de organización institucional, se reunió en Valencia Edo Carabobo, para estudiar la situación de la masonería nacional y la necesidad de redactar una nueva Constitución, más democrática y a tono con los nuevos tiempos.
De la reunión de Valencia, salió la decisión de hacer contactos y conversaciones con todas las Logias de la jurisdicción, para la formación de una “Comisión Unificadora”, que sería la encargada de organizar una “Gran Convención”, que pusiera fin a la división de la Masonería y preparar el camino para la renovación de la Constitución y los Estatutos Generales de la Orden. La Gran Convención se realizó en el Gran Templo Masónico, ubicado en Caracas, de Jesuitas a Maturín el 18 de agosto de 1.956, con la asistencia de 215 diputados, en representación de 72 logias, que constituían la mayoría del pueblo Masónico.
Las deliberaciones se prolongaron por tres días, finalmente el 20 de agosto, los 215 diputados presentes, poniéndose de pie, aprobaron por unanimidad la nueva Constitución, la cual después seria conocida como la “Constitución de 1956”. Esa carta magna, fruto del espíritu unificador de la Masonería y del deseo de progresar con instrumentos legales modernos, fue recibida con júbilo en toda la Confederación.
Una de las disposiciones de la nueva Constitución, era el voto democrático, universal y secreto para la elección del Gran Maestro y demás dignidades de la Gran Logia y en virtud de ese mandato, los maestros masones de todas las logias de la jurisdicción, ejercían el papel de electores.
En las elecciones realizadas según lo dispuesto por esta moderna Constitución, resultó electo como Gran Maestro, Augusto Ascanio. En el mes de abril de 1.957, de acuerdo con lo establecido por la Constitución de 1.956, se reunió en el Gran Templo Masónico, la Alta Cámara Legislativa, y estuvieron presentes los diputados de casi 100 logias, lo que significaba que se agregaron 27 logias más, a las 72 que aprobaron la Constitución.
Ante este cuerpo masónico, el Gran Maestro Augusto Ascanio, presentó su memoria y cuenta e hizo una amplia disertación sobre las bondades de la nueva Constitución, a la cual denomino "Constitución Unificadora".
Las 72 Logias, que el 20 de agosto de 1.956, aprobaron la "Constitución Unificadora", por medio de sus representantes según consta en el documento firmado al respecto, fueron las siguientes:
  1. Protectora de las Virtudes N° 1. Dr. Rafael C. Bello, Napoleón Marcano Maza, Luis Rafael Itriago Muñoz, Juan Bernabé Brotons, Pedro López Centeno.
  2. Unanimidad N° 3. Urbano Daniel Nancy, Carlos Ramón Arévalo.
  3. Fraternidad N° 4. Felipe Cruz Delgado, Manuel V. Rivero, Francisco Grullón.
  4. Regeneradores N° 6. Dr. José Rafael Silva Cedeño.
  5. Esperanza N° 7. Balbino González Magallanes, J. R. Castro Graterol, Gregorio Vidaurreta, Joaquín Carmen Plana, Pedro López.
  6. Alianza N° 8. Andrés Bertrand Perdomo.
  7. Victoria N° 9. Hugo Montesinos Castillo.
  8. Asilo de la Paz N° 13. Lorenzo Vargas Mendoza.
  9. Fe N° 14. Alfredo Latuff, Dr. César Peralta Mora. Dr. Buenaventura Briceño Belisario, Celestino B. Romero. COMISION ESPECIAL para atender a los Delegados. Dr. César Peralta Mora, Dr. Santos Carrasquel Sabino, Celestino B. Romero, Arístides González, José Gómez y Gómez Juan Rondón Damas, Tibor Matras. (Según Gr:. Plancha N° 2.622 del 9-8-56).
  10. Tolerancia N° 15. Gerónimo Fuentes, Manuel Meléndez, Dr. Thibaldo González, Pablo García.
  11. Unión Fraternal N° 17. Dr. Yosías Delima Camejo, Ismael Delgado.
  12. Lealtad N° 19. Dr. M. A. Lanz López, Francisco Falcón Hurtado, Héctor Aguirre. R. Rodríguez Vargas, Jesús Ramírez Figueroa, Ramón Fernández Pérez, Urbano Aponte Bolívar, P. A. Ruiz Paz Castillo. Pedro R. Sierra, José Danilo Arzola.
  13. Virtud y Orden N° 22. Próspero Valentini, Salvador Malavé.
  14. Bella Altagracia N° 24. Hornero R. Echevarreneta, Pablo Meza Gómez.
  15. Candor N° 27. Ángel Ramón Naranjo, Pedro Grau Méndez, Pablo Zoppi, Domingo Morales Del Río, Tomás Morales Briceño.
  16. Pedro Cova N° 28. Juan Francisco Girón.
  17. Andrés Bello N° 33. Pedro Manuel Rengifo, Candelario Cabrera Mérida, Antonio Navas Pulido, Neemías Serfati, Malaquías Fernández.
  18. Concordia N° 36. Santiago Quintana Gutiérrez (con derecho a delegar su representación en otro H:.).
  19. Sol de América N° 37. Antonio Somoza, Edito Acevedo, Manuel Porras Puigbó.
  20. Estrella de Guanipa N° 4. Arnín Anderi.
  21. Guaicaipuro N° 43. José Antonio Márquez, Tomás Pascual Liñán, Alberto Figueredo Siso, Salvador Camero, John H. Heaford, Luis Felipe Sanmartín.
  22. Luz del Caribe N° 44. Dr. Luis Guillermo Burgos Finol, Cnel. Héctor D' Lima Polanco, Armando Rodríguez, Zacarías Rodríguez, Felipe Día.
  23. Estrella de Occidente N° 50. Celestino Peraza Medina.
  24. Aurora de la Paz N° 55. Vicente Balbi Romano, Julián R. Campos, Vicente Morales Díaz, Aldo Quaglia.
  25. Carabobo N° 69. Dr. José Antonio Campos Delgado.
  26. Unión y Progreso N° 70. Imposibilitados enviar Delegados se adhieren resoluciones que se tomen.
  27. Renovación N° 72. Eduardo Vera Custodio, Ernesto Amaya Piñeros, Luis A. Carratú, Eduardo Delpino Arias, Salvador Ortega.
  28. Francisco de Miranda N° 73. Ramón A. Debourg.
  29. Sinaí N° 78. César V. D' Suze. Dr. Pedro J. Hernández Pérez, Martín Mora Saavedra, Prof. Raúl Aguana Figuera, Prof. Armando Lovera H.
  30. Juan Bautista Arismendi N° 79. Josué Vicente Rosanía.
  31. Francisco Salías N° 81. José Quijada Gamboa, Juan Ramón Méndez, Francisco Silva Acuña.
  32. Ricaurte N° 82. Nicolás Jesús Salazar.
  33. Luz y Armonía N° 83. Arturo Graffe Armos, Marcos Vinicio Artílez.
  34. Sol de Nueva Esparta N° 84. Fortunato Rosas Díaz, Raúl Sifontes Fermín.
  35. Sol del Táchira N ° 85. Dr. Antonio Vicente Ramírez Calderón, Tito Sánchez y Sánchez.
  36. Libertador N° 89. Juan Manuel Barrios.
  37. 19 de Abril N° 90. Dr. Víctor M. Roldán, Ignacio Acosta Gadea, Dilvo Salvatori.
  38. Amantes de la Caridad N° 95. Rafael D' Guido Véliz, Manuel Lucart Salazar.
  39. Sol de Carabobo N ° 97. Francisco J. Sarquis.
  40. Benito Juárez N ° 98. Salvador Valera, Cirio Colina.
  41. Fraternidad Humana N° 98-A. Eneas Marín, José Núñez Guaimare.
  42. George Washington N° 100. Harold Simpson, Carlos A. Pinaud, J. D. Farnum A. Cobo, C. M. Stacey, B. Bertarione.
  43. Libertad Española N° 101. Domingo Pérez y Pérez, José Marra Llopis, José Marra Herranz, Manuel Diéguez, Francisco Pacheco.
  44. José Plaz Ortiz N° 103. Cnel. José Daniel Vera Custodio, quien por enfermedad delegó sus facultades en el H: .Fabricio Fuentes.
  45. Falcón N° 104. Ricardo Roig Márquez, César Yamarte López.
  46. Antonio José de Sucre N° 105. José Núñez Guaimare.
  47. Estrella de San Juan N° 107. Efraín J. Pinto.
  48. Sol del Tacarigua N° 108. Ramón Antonio Fernández Pérez, Magdaleno Rico Morales, Miguel Abraham Vargas.
  49. Armonía N° 110. Antonio Pulido Balza.
  50. Sol de Curpa N° 112. Argenis Vivas, Alcides Barrios, Dr. Francisco Cortése.
  51. Símbolo N° 113. Joaquín Acosta Santana, Manuel Pelucarte, Enrique Celestino Navas, Luis Lugo, Oscar Palacios.
  52. Gandhi N° 114. Frank Maurete, Oliverio Farras Jaramillo, Luis Rangel Pérez.
  53. Sol de Anzoátegui N° 117. Juan B. Villamizar, Alfonso Granda Santobeña.
  54. Estrella de Bolívar N° 118. Manuel Gil Subero. César Vallenilla Díaz.
  55. De Molay N° 119. Ferdinand Pici, Pedro Díaz Abalo, S. Cula Rosemblat, J. J. Gschwebndtner. Leopoldo Hernández.
  56. Hermes N° 121. Enrique Delmas Blasco, José Torrente Durán, Feliciano Martín Galán, Juan Rucosa Zordia, Juan Mariscal Máximo.
  57. Estrella del Icabaro N ° 125. No puedo enviar Delegado pero se adhieren sin objeción a lo que resuelva la mayoría.
  58. General Rafael Urdaneta N° 126. Emiliano Faria Tuvíñez.
  59. Estrella de Aragua N° 127. Ramón Horacio Velásquez, Juan Pablo Bolívar, Anselmo Benezca.
  60. Luz de Miranda N° 131. Roberto S. Ferrer R., José Manuel Ceballos, Cristóbal Sánchez Martínez, Hugo Obregón Obregón.
  61. Cuna de América N ° 133. Rafael Agüero Morales.
  62. Pitágoras N ° 134. Fernando Bustamante.
  63. Amistad N° 136. Feliciano Hernández.
  64. Moderación N° 137. Leonardo B. Gómez.
  65. Estrella del Caroní N° 139. José A. Cardozo Ochoa, José Jesús López, Francisco Herrera García, Francisco José Machado.
  66. Humboldt N° 141. Franz Kaletta, Siegmund Neuburg.
  67. Giordano Bruno N° 142. Aldo Barbero, Rocco Visalli, Líbano Marmuggi, Remigio Ficeli.
  68. Unificación N° 143. Pedro A. Sanoja.
  69. Igualdad N° 145. Vicente Bloise, Eugenio Gota R, Juan Guglielmi, Luis Reyes Ventura.
  70. José Cortés Madariaga N° 147. AIfonzo Granda Santobeña, quien delegó su representación en el H:. Juan B. Villamizar; Pío E. Rodríguez, Bruno E. Pohl, Pablo Luis Alexis Rozo, Cándido E. Rodríguez, Herminio Quintero, Leonardo Bideau.
  71. Dignidad Humana N° 14. Juan A. Angulo Paúl, Nicolás Minaretzis, Juan Crisóstomo Mijares Infante.
  72. Ilustre Americano N° 150. Américo Lora Camacho, Jesús Emilio Jiménez, Guillermo Medina, Eduardo Padilla lIlas, Francisco A. Hernández.


Las 27 Logias que se adhirieron después a la "Constitución Unificadora" o "Constitución de 1.956", fueron las siguientes:

  1. Porvenir N° 18
  2. Lealtad N ° 19
  3. Estrella de Paria N ° 25
  4. Unión N° 49
  5. Estrella de Las Pampas N ° 54
  6. Dios y Patria N ° 67
  7. Dalla Costa N° 75
  8. Bolívar y Morillo N ° 91
  9. Sol de Aragua N° 96
  10. Hiran N° 102
  11. Asilo Llanero N ° 106
  12. Oasis de La Paz N ° 111
  13. Teófilo Leal N° 115
  14. Buenavista N° 116
  15. Lago de Maracaibo N° 120
  16. Luz y Justicia N° 122
  17. Luz del Universo N° 123
  18. Sol de Imataca N° 128
  19. José Martí N ° 129
  20. Estrella de Guzmán Blanco N° 130
  21. Sol de Cojedes N° 132
  22. Maracay N ° 138
  23. Luz del Turimiquire N° 140
  24. Jesús Enrique Lozada N ° 146
  25. Gral. José Félix Ribas N° 148
  26. Estrella de Paraguaná N° 151
  27. Bolívar, Ricaurte y Martí N ° 152

Cuando todo parecía indicar que la armonía y la unidad ya no serían perturbadas en la Confederación Masónica, el Gran Maestro Augusto Ascanio, sorpresivamente, el 14 de Octubre de 1.957, dictó el Decreto Nº 21, para derogar la Constitución de 1.956 y los Estatutos Generales de 1.957, y poner en vigencia la vieja Constitución de 1.924 y los Estatutos de 1.931.
El asombro fue grande, al recordarse que el día martes 21 de abril de 1.957, solo 6 meses antes, en la Tenida Extraordinaria celebrada en Cámara de Maestros, el Gran Maestro Augusto Ascanio, fue el primero en estampar su firma en un documento para reafirmar la decisión de cumplir y hacer cumplir fielmente la nueva Constitución de 1.956 y los Estatutos Generales de 1.957 y otras reformas aprobadas para el progreso de la masonería en nuestro país. Según se supo después, grupos conservadores de los Altos Cuerpos Masónicos, presionaron al Gran Maestro Augusto Ascanio, para que dejara sin efecto las reformas aprobadas por la Alta Cámara Legislativa. No deseaban democratizar y modernizar el instrumento legal que lograra la elección directa, universal y secreta de todas las Altas Dignidades y del Gran maestro.
El decreto Nº 21, cayó dentro de la masonería como un sismo de alto grado. La división no tardó en producirse y un grupo numeroso de logias se salió de la obediencia y estableció otro Gran Oriente, para seguir trabajando bajo la Constitución de 1.956, por ser la última aprobada por las casi 100 logias que votaron por ello representadas por los 215 diputados que asistieron.
Esto conllevó a una debacle en el sentido que Logias iban y Logias venían de Gran Oriente a Gran Oriente, se adherían, se salían, y este proceso fue la perdición para la unificación que tanto se quiso y que realmente era el sentir de los Masones que votaron por la Constitución de 1.956 y los Estatutos Generales de 1.957. Hoy en día, ha sido imposible lograr la “unificación” de todas las Logias del país en una sola Gran Logia y un Gran Oriente que las abarque a todas para que se unan así los esfuerzos individuales en un efectivo proceso de emancipación y libertad interno, con un mismo rito y un fin común como lo es el progreso de la Orden a todo nivel, sin disputas ni querellas, sin contratiempos ni diferencias, sino haciendo alarde de lo que realmente se busca en la Masonería como lo es la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad de todos sus miembros, basados en los cimientos del Templo único, que son Salud, Fuerza y Unión.
Los cambios registrados en el país con el movimiento popular del 23 de enero de 1.958, que acabaron con la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, encontraron a la masonería nacional dividida y con poca fuerza. Las logias que quedaron en la obediencia, trabajaban sin mayores proyecciones, dedicadas al ritualismo y a la actividad social reducida al círculo de los talleres, mientras que las demás que siguieron la Constitución de 1.956 y los Estatutos Generales de 1.957 continuaron trabajando por su lado.
El 12 de marzo de 1.964 asumió la presidencia de la republica, el Dr. Raúl Leoni, abogado, político y sindicalista, nacido en Upata Edo. Bolívar, el 26 de abril de 1.905 habiéndose iniciado en la masonería en la ciudad de México. Posteriormente cuando estuvo exilado en la Paz, Bolivia, de 1.955 a 1.956, ascendió al grado de Maestro en una logia de la capital Boliviana. Se le recuerda en la Masonería Boliviana por sus ideas democráticas, apegadas al derecho.
Pero el presidente Raúl Leoni al asumir la primera magistratura, nada hizo a favor de la masonería venezolana, seguramente porque no tuvo contactos con ella o por que la Masonería no supo aprovechar esa situación especial, para lograr un punto de apoyo que le permitiera proyectarse eficazmente en el mundo profano. El gobierno del presidente Raúl Leoni es recordado como una de las mejores gestiones gubernamentales de nuestra época democrática, por su intachable conducta, su gran honestidad y gran humanismo, cosas que dan fe de su condición Masónica.
El hermetismo, la falta de imaginación y capacidad de maniobra de los dirigentes masones en la era democrática venezolana, impidió a la institución ganar prestigio y poder.
No se pudo entender el porqué la masonería tenía que actuar con tanta flexibilidad, sin sentido de oportunidad pero con espíritu de grandeza pudiendo sacar provecho en el buen sentido de la palabra, de las coyunturas que se presentaban en el país, para afianzar así su desarrollo como sociedad, sin necesidad de comprometerse con ningún partido político o empeñar su tradicional independencia. Masones que estaban en “sueño”, olvidados por sus logias, ocuparon altos cargos públicos durante las administraciones de Raúl Leoni y Carlos Andrés Pérez. Pero como ocurrió con Valmore Rodríguez, Andrés Eloy Blanco, en el primer gobierno de Rómulo Betancourt y en el de Rómulo Gallegos, por su desvinculación con las logias o por que la dirigencia Masónica no supo tomarlos en cuenta, las posiciones políticas que ocupaban en nada beneficiaron en el progreso de la Institución Masónica en Venezuela.
Para terminar este resumen de la historia de la masonería Venezolana, es importante señalar que la Orden en el país perdió progresivamente influencia en la vida nacional, ninguna de sus credenciales históricas fueron suficientes para llamar la atención de los gobernantes de turno en el siglo pasado y lo que va de este. La equivocada política de aislamiento sistemático, la marginó de los grandes movimientos de opinión, donde una institución benemérita, como es la masonería, con dirigentes hábiles habría podido obtener resonante prestigio y poder para el bien de la sociedad en general.
Todos estos años de era democrática Venezolana, tenían que haber sido el marco propicio para el engrandecimiento de la masonería, pero repetimos la falta de liderazgo, imaginación, sentido de la oportunidad, una moderna organización y un inteligente empleo de los recursos humanos, impidieron que la Orden lograra un desarrollo a tono con las credenciales que supo acumular a través de la historia.
Ahora el porvenir de la Masonería venezolana, depende fundamentalmente de la preparación y capacidad de maniobra de quienes la dirigen, sin caer bajo la tutela de grupos ultra conservadores, los cuales desde la reconstrucción de la Gran Logia, en 1.838, siempre trataron de hacerla caminar a la saga de sus intereses particulares, olvidándose del carácter progresivo y progresista de la institución, generadora de las ideas que hicieron transformar la historia.
El futuro de la Masonería Venezolana puede ser promisorio, en la medida en que se imponga el espíritu de grandeza, el ejercicio de la docencia en todos los niveles y se practique la fraternidad real, no la de complicidad automática, para hacer de las logias verdaderos talleres de pensamiento y generadores de la perfectibilidad personal y social.
Además sería fundamental, lograr un Gran Oriente con una Gran Logia y un solo Rito, conformado por todas las Logias existentes en el país, luchar por un mismo ideal o fin común, remendar los errores del pasado y ver un futuro grande en toda la extensión de la palabra, donde solo la armonía, la paz y la verdadera luz que cada uno de nosotros llevamos dentro, iluminen el universo eterno que se nos hace infinito ante nuestros pies, pero finito ante la grandeza de lo que sería la verdadera fraternidad masónica, ya que la fuerza interna del egregor irradiado sería enceguecedor para quienes intentaran ir en contra de nuestros principios.
A TODOS MIS QQ\HH\
S\F\U\
L\I\F\
“La Masonería es única, y únicos sus miembros,
Sálvanos Oh  G\A\D\U\ con tu infinita sabiduría,
que los necios nos digan qué hacer
y los oportunistas se lucren
gracias al esfuerzo ajeno.
Crezcamos firmes en nuestros principios,
consolidemos nuestros propósitos y
venzamos a quienes nos adversen.
La historia nos reconocerá por siempre
tal como el tiempo se funde en el espacio
y hagamos de la Masonería un Todo
un Todo indisoluble y Magno
donde Todos seamos Uno,
y Uno seamos Todos!!!!”


M\M\ René A. Thomas R.
Resp\Log\ Sol de Curpa N°112
Oriente de Acarigua
.'.Swami 
ANEXO 1

A:. L:. G:. D:. G:. A:. D:. U:.

Al Gr:. Or:. de Caracas, e113° D:. D:. 9° M:. M:. A:. D:. L:. V:. L:. 5858
(09 de septiembre de 1838 e:. v:.)

Reunidos en el local correspondiente el M:. R:. G:. M:. DD:. y OOf:. de la M:. R:. G:. L:. antes titulada de la República de Colombia, a saber: los M:. II:. HH:. Diego Bautista Urbaneja, José Cordero, Carlos Cornejo, Bartolomé Manrique, Manuel López de Umérez, José María Lovera, José Manuel Morales, Juan José Conde, Felipe Esteves, José María de las LLamozas y José María Pelgrón, el M:. R:. G:. M:. abiertos los trabajos en la forma y términos acostumbrados, manifestó: que por un efecto imprescindible de las alteraciones políticas que han tenido lugar desde el año de 1829, en cuya época se dividió el pacto social que existía entre los tres Estados que antes formaban la República de Colombia, Venezuela uno de ellos, quedó árbitra y señora de su propia suerte, y en consecuencia, se constituyó como una Nación libre e independiente, dándose al efecto una constitución y leyes bajo cuyas bases ejerce desde 1830 toda la plenitud de su soberanía, reconocida ya por todos los demás Estados independientes del Sur y Norte América, y de otras varias naciones en el continente europeo; que mientras Venezuela por virtud de su nueva nacionalidad aseguraba el hermoso sistema que le rige, aseguraba también sus instituciones, y las hacía respetables por fuerza de la razón, apoyada en la física, yen el patriotismo de sus habitantes, no ha sido posible que la M:. R:. G:. L:. que anteriormente había sido instalada y reconocida en toda la extensión del hemisferio colombiano como el G:. O:. de aquella República, se pusiese en conformidad y analogía con la transformación política que queda anunciada, reinando por tanto en todo el tiempo que queda dicho, el silencio y la circunspección que eran indispensables hasta su oportunidad, sin dar actividad a sus trabajos, mientras que llegase el momento a propósito de verificarlo; que ahora que la paz interior y exterior de que goza el territorio que ocupa la República de Venezuela, ha asegurado el reposo público, y en él se ha animado todos los gérmenes de prosperidad que ella encierra; cuando el espíritu nacional y todas las virtudes cívicas parecen cooperar a la conservación, estabilidad y engrandecimiento del país; y tan preciosos bienes no pueden lograrse de un modo permanente e indestructible, sino procurándose con gran esmero y tesón, la unión, amor y concordia entre los venezolanos; que ningún resorte es más fuerte y poderoso para fundar establemente en la República el imperio inefable de la unión como la MAS:., por cuyas filantrópicas instituciones fue que en 1824 se esparció con profusión sobre el territorio de Venezuela la verdadera luz y su foco luminoso de moral y de virtud, extendieron sus rayos para mejorar el estado social y en fin, que esta grandiosa obra sólo puede emprenderla la M:. R:. G:. L:. fundada y establecida en este G:. Or:.

El M:. R:. G:. M:. sometió las prudentes consideraciones a los RR:. Miembros que se hallaban presentes, para que discutiéndose con el tino y sabiduría que le son propias, se acuerde si son aceptados, una Gr:. resolución fundamental, que coincida a que se restablezca en el hemisferio venezolano el orden simbólico, interrumpido tanto tiempo hace por las razones que dejó enunciadas.

Varios RR:. miembros tomaron la palabra en apoyo de las razones emitidas por el M:. R:. G:. M:. y después de algunos discursos acertados por unánime votación se acordó:

Primero: que la M:. R :. G :. L:. fundada y establecida en Caracas antes del G:. Or:. de la República de Colombia, es y debe ser considerada como de la República de Venezuela, declarándose desde ese día en actividad y en toda la plenitud de autoridad y facultad simbólica, según le conceden los estatutos generales del orden, componiendo la parte que le corresponde en el Gr:. Or:. nacional.

Segundo: Que con el objeto importante de que este acuerdo llegue a noticia de todos los hijos de la verdadera luz esparcidos en Venezuela, se imprime y circule a los VV:. MM:. y demás DD:. de las LI:. establecidas antes en este territorio para que cada uno por su parte se reinstale de nuevo, exijan de esta R:. G:. L:. la refrendación de sus cartas constitucionales, y queden dependientes del G:. Or:. de Venezuela.

Tercero: Que donde no exista DD:. de las indicadas LI:. se comisione por el M:. R:. G:. M:. a un masón de alto grado, celoso de la propagación del orden, para que active, forme y reinstale la L:. que antes existía, sujetándose a este G:. O:. nacional, y siguiente en esta importante comisión los estatutos generales del orden simb:. del rito escocés antiguo aceptado y reconocido por la M:. R:. G:. L:. expidiéndose al efecto las competentes letras de comisión.

Cuarto: Que se dirija una Gr:. plancha circular con este acuerdo a los GG:. OOr:. de los Estados Unidos del Norte, de Francia e Inglaterra.

Quinto: Que por la muerte de varios RR:. HH:. 00:. y OOf:. de la Gr:. L:. Se nombran interinamente los que falten hasta que tengan lugar las nuevas elecciones. En consecuencia y acto continuo, se procedió a la elección de los funcionarios conforme al acuerdo, y terminado resultó el cuadro del modo siguiente:

Gr:. M:. Diego Bautista Urbaneja, 33°- 1er Rep:. José Cordero, 33°- Rep:. Manuel López Umérez, 33°- 1er Gr:. V:. José R. Martín, 33°- 2° Gr:. V:., José María Lovera, 33°- Gr:. Orador, Andrés Narvarte, 33°- Gr:. Sec:., José María Pelgrón y siguen otros nombres y cargos.



[1] ).- FERNÄNDEZ CABRELLI, Alfonso.- El Papel de la Francmasonería en la Revolución Francesa. Es Doctor en Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad del Uruguay, fundador de la Junta Nacional y Regional patrocinadora de Anales; dirige la Revista “Hoy es Historia” la cual se publica en Montevideo desde 1.984.
[2]).-  Charles Louis de Secondat Barón de Montesquieu, nacio en Burdeos ( Francia ) un 18 de enero de 1689 y murió un 10 de febrero de 1755. Perteneció a la Logia “The Horn Tavern”, Londres. Este masón es mas conocido por Charles Montesquieu. Charles perteneció a una familia noble. Estudió derecho en Burdeos y en París. De su tío heredo el titulo de Barón de Montesquieu y el cargo del Presidente del Parlamento entre los años 1716 y 1727. Clasifica a las formas de gobierno en tres: república, monarquía y despotismo (basada en el temor de los súbditos) donde sostiene que debe darse una separación y un equilibrio entre los distintos poderes a fin de garantizar los derechos y las libertades individuales. Es partidario de la republica pero le parecía que una monarquía con división y jerarquía de poderes era la mejor forma de gobierno. El pensamiento de Montesquieu tuvo una gran influencia sobre los liberales que llevaron a cabo la Revolución Francesa de 1789 y la posterior independencia de los estados americanos. La separación de poderes es un legado que Montesquieu obtuvo de Locke.
[3] ).- Jean-Jacques Rousseau (Ginebra, Suiza, 28 de junio de 1712 – Ermenonville, Francia, 2 de julio de 1778) fue un filósofo  franco-suizo; usualmente es definido como un ilustrado, pero parte de sus teorías prefiguran el posterior Romanticismo. Las ideas  olíticas de Rousseau influyeron en gran medida en la Revolución Francesa, el desarrollo de las teorías Liberales, y el crecimiento del nacionalismo. En su famoso tratado político El contrato social o Principios de derecho político (1762), expuso sus argumentos sobre
libertad civil y contribuyó a la posterior fundamentación y base ideológica de la Revolución Francesa, al defender la supremacía de la  voluntad popular frente al derecho divino.
                                  
[4]).-  Vicente Fidel López (1815-1903), en su obra “Historia de la República Argentina”, Buenos Aires, Argentina, 1912, Tomo VI, pág. 305, lo siguiente:  No fue como generalmente se ha creído, un título de ocasión sacado acaso de la Leyenda Araucana del poeta y conquistador español Alonso de Ercilla, sino una “palabra” intencionalmente masónica y simbólica, cuyo significado específico no era “guerra a España” sino “expedición a Chile”:  secreto que sólo se revelaba  a los iniciados en al tiempo de jurar el compromiso de adherirse y consagrarse a ese fin. Lautaro era el cacique araucano, luchador indómito contra los conquistadores españoles, muerto cuando aún no cumplía 22 años, en 1.557, e inmortalizado en “La Araucana” por el poeta épico y militar español Alonso de Ercilla y Zúñiga, en 1569. Su nombre fue propuesto, en Londres, en 1798, por Bernardo O’Higgins, de 20 años, a su maestro, el Precursor Francisco de Miranda, como símbolo del origen libertario de América.
[5]).-  Augusto Barcía Trelles, decía que  San Martín había ingresado a la masonería en 1808 a la Logia “Integridad” de Cádiz  (centro del liberalismo español), y frecuentó durante su ostracismo europeo, Logias en Inglaterra, Bélgica y Francia, como antes lo había realizado en Lima, específicamente en la Logia “Paz y Perfecta Unión”. Con relación al viaje de San Martín y la de otros complotados para que llegaran a América en 1812, vale la pena destacar la colaboración económica y pecuniaria del dirigente masón londinense, James Duff, IV Conde de Fife. (Emilio J. Corbiére. “La Masonería, Tradición y Revolución”, II Parte. Editorial Sudamericana, Buenos Aires,  Argentina, 2001, página 31).

[6] ).- ONSARI, Fabián. “San Martín, la Logia Lautaro y la Francmasonería”. Supremo Consejo del Grado 33 y Gran Logia de la Masonería Argentina. Buenos Aires,  Argentina. 1964, pág.74),
[7]).- LENNHOFF Eugen, “Los Masones ante la Historia”, Editorial Diana S.A., México, 1983, pág. 206

[8] ).- En los últimos años del siglo XVIII, un grupo de «elementos subversivos» intentaron –sin éxito– acabar con el monarca español Carlos IV para instaurar un nuevo régimen de «libertad, igualdad y abundancia». Esta conspiración, bautizada como de «los cerrillos de San Blas», estuvo comandada por el mallorquín Juan Bautista Picornell, a quien acompañaban Juan Manzanares y los profesores Manuel Cortés y José Lax. Todos ellos, según algunos autores, serían masones pertenecientes a las logias madrileñas Libertad y España. Por desgracia, sus planes fueron descubiertos y desbaratados el 3 de febrero de 1795 (día de San Blas).
9).- Participó en la Conspiración de San Blas, movimiento encaminado a difundir las ideas republicanas de la Ilustración y que durante su presidio en La Guaira ayudó a organizar la Conspiración de Manuel Gual y José María España que tras fracasar hizo que huyera a las Antillas. Hizo sus estudios en la Universidad de Salamanca, escribió varios tratados pedagógicos y otros de tinte revolucionario como el "Discurso sobre los mejores medios de excitar y fomentar el patriotismo en una monarquía". Como traductor, Picornell pasará a la historia por su traducción de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano que apareció con la Constitución francesa de 1793. Una vez sofocado el intento revolucionario de la Guaira huye a las Antillas para difundir su ideología republicana e inspirada en los ideales de la Revolución Francesa. El fracaso de la independencia de Venezuela le llevará a Estados Unidos y de allí se trasladará a Cuba donde fallece.

[10] ).- Raúl Leoni Otero (El Manteco, Bolívar, 26 de abril de 1905 - Nueva York, Estados Unidos, 5 de julio de 1972) fue un abogado, político y masón venezolano. Presidente del Senado y del Congreso de la República entre 1959 y 1963. Presidente de Venezuela entre los años 1964 y 1969.

[11] ).- Ver Anexo 1
[12] ).- Mario Briceño Perozo en “Los Masones y la Independencia. La obra de Carnicelli”, separata del Boletín del Centro de Historia del Estado Falcón, Año XXXV, N º 34, diciembre 1988).

[13] ).- CARNICELLI, Américo (1975): Historia de la masonería Colombiana (1833-1940), Cooperativa Nacional de Artes gráficas, Bogotá, Vol. 2.
[14] ).- FERRER BENIMELI, José Antonio (1998): El discurso masónico y la Inquisición en el paso del siglo XVIII al XIX. Revista de la Inquisición, Nº 7.
[15]).-  HIPPIESLEY, Gustavus (1928): Narrative of the expedition to the rivers Orinoco and Apure in the South America, London, John Murray.
[16] ).- MENDEZ SERENO, Verónica Cristina (1995): La Iglesia Católica en tiempos de Guzmán Blanco Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia Fuentes para la Historia Republicana de Venezuela Caracas.

[17] ).- Diego Bautista Urbaneja Sturgy (Barcelona, 16 de diciembre de 1782 - Caracas, 12 de enero de 1856) fue un abogado y militar venezolano de la causa republicana.
[18] ).- Carlos Soublette (La Guaira, 15 de diciembre de 1789 - Caracas, 11 de febrero de 1870) fue un militar y político venezolano. De nombre completo Carlos Valentín José de la Soledad Antonio del Sacramento Soublette y Jerez de Aristigueta, nació en La Guaira el 15 de diciembre de 1789 y Ejerce la vicepresidencia del departamento de Venezuela, y participa activamente en la separación de la Gran Colombia, y la formación de la República de Venezuela. Carlos Soublette asume la presidencia en dos ocasiones.
[19] ).- Antonio Guzmán-Blanco (Caracas, 28 de febrero de 1829 - París, Francia, 28 de julio de 1899), conocido como "El Ilustre Americano"  []fue un militar, estadista, caudillo, diplomático, abogado y político venezolano, partícipe y general durante la Guerra Federal y presidente del país en tres ocasiones (1870 - 1877), (1879 - 1884), y (1886 - 1887).
[20] ).- Juan Crisóstomo Falcón (Jadacaquiva, 27 de enero de 1820 - Fort-de-France, Martinica, 29 de abril de 1870) Militar y político Venezolano. Junto a Ezequiel Zamora el Mariscal Juan Crisóstomo Falcón lideró el movimiento que a partir de la sexta década del siglo XIX, enfrentó a federalistas y a centralistas.

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