Del Exoterismo Primigenio a
La Realidad Masónica
Recopilación y edición:
M\M\René A.
Thomas R.
Resp\Log\Sol de Curpa N°112
Or\de Acarigua – Edo.
Portuguesa
Desde
los albores de los tiempos, el hombre le ha dado explicación a lo
“inexplicable” a través de símbolos, alegorías, creando dioses y adorando una
serie de elementos naturales y no naturales
dependiendo de su realidad tanto política como social para el momento.
De entre todas las leyendas que circulan en los medios
masónicos a efectos didácticos e iniciáticos, la figura y la muerte de Hiram
ocupa un papel central. Revisar el contenido, las implicaciones y el nacimiento
de este tema, son fundamentales para encuadrar el papel histórico e ideológico
de la masonería.
De
hecho, muchas por no decir casi todas las religiones del mundo, han venido
justo en el momento en que los pueblos han necesitado de una fuerza de
renovación diferente a la que tenían en el momento, desde hace más de 6.000
años.
Referencias
de esto lo conseguimos a través de la historia de este período, pero lo más
importante es que gracias a su “inventiva” el hombre ha logrado introducir una
serie de elementos creíbles o no, a su propio desarrollo histórico, enmarcado
en el tiempo y en el espacio, o través de tradiciones orales las cuales luego
se plasmaron en papel y lápiz o en blanco y negro como decimos actualmente con
la consabida pérdida de legitimidad con respecto a la primera narración oral.
De
aquí que surgen los mitos y las leyendas, aspectos éstos que no debemos en
ningún momento confundir ni entre ellos ni con lo que puede ser los enigmas del
mundo.
Iniciaremos
por lo tanto, tratando de descubrir las diferencias entre estos términos, para
luego una vez en claros, pasar al tema central de esta presentación.
Agradecemos
de antemano excusarnos de cualquier error o malinterpretación de lo expuesto,
lo cual es sin duda alguna involuntario y sin intención de herir
susceptibilidades personales o grupales.
Tal
como acotáramos en la Introducción, empezaremos tratando de definir la palabra “Mito”
y “Leyenda”.
Según la
definición que da la Real Academia Española, un mito es “una narración maravillosa situada
fuera del tiempo histórico y protagonizada por personajes de carácter divino o
heroico. Con frecuencia interpreta el origen del mundo o grandes
acontecimientos de la humanidad”. En su segunda acepción es “una historia
ficticia o personaje literario o artístico que condensa alguna realidad humana
de significación universal”.
También se
emplea mito para referirse a una “persona o cosa rodeada de extraordinaria
estima”. O “persona o cosa a las que se atribuyen cualidades o excelencias que no
tienen, o bien una realidad de la que carecen” (algo mítico).
Un
mito como tal, está asociado entonces a
la historia, situada fuera del tiempo y que nos ofrece respuestas acerca de
cuestiones fundamentales de la vida. Intentan dar respuesta a “grandes temas”
usando relatos de personajes que a menudo suelen tomar un aire legendario. Los mitos forman parte del sistema de creencias
de una cultura o de una comunidad, la cual los considera historias verdaderas.
Su carácter fantástico ha hecho que algunos consideren que los mitos son
mentiras y por ello utilicen ambos términos como sinónimos. Sin embargo, los
mitos sólo son entendibles en su contexto. Para una persona ajena a éste, los
mitos de cierto grupo resultarán inentendibles tal como los ejemplos que
citamos a continuación:
El
Santo Grial, La Mitología Griega, La Mitología Romana, El Dorado, La Atlántida,
Las Religiones y otros más.
De aquí se deriva la palabra mística
que significa “experiencia de lo divino, expresión
literaria de esta experiencia. Parte de la teología que trata de la vida
espiritual y contemplativa y del conocimiento y dirección de los espíritus”.
“Que incluye misterio o razón oculta”.
Por otro lado tenemos a las leyendas
y según la Real Academia Española es “Una historia
o relación de la vida de uno o más santos”, en su sentido
religioso bíblico o sino una “Relación de sucesos que tienen más de
tradicionales o maravillosos que de históricos o verdaderos”, ya en
relación a las leyendas folclóricas y urbanas. Y también, “una
opinión desfavorable y generalizada sobre alguien o algo, generalmente
infundada”.
Una leyenda es entonces una narración
tradicional
que incluye elementos ficticios, a menudo sobrenaturales,
y se transmite de generación en generación. Se ubica en un tiempo y lugar que
resultan familiares a los miembros de una comunidad, lo que aporta al relato
cierta verosimilitud. En las leyendas que presentan
elementos sobrenaturales, como milagros, presencia de criaturas feéricas o de ultratumba,
etc., estos se presentan como reales, pues forman parte de la visión del mundo
propia de la comunidad en la que se origina la leyenda. En su proceso de
transmisión a través de la tradición
oral las leyendas experimentan a menudo supresiones, añadidos o
modificaciones, surgiendo así todo un abanico de variantes.
Una leyenda, a
diferencia de un cuento,
está ligada siempre a un elemento preciso y se centra en la integración de este
elemento en el mundo cotidiano o la historia de la comunidad a la cual
pertenece.
Dentro de algunas
leyendas famosas tenemos las siguientes: El suicidio de Adolf Hitler, Juana de
Arco, El Conde de Saint Germain, Rasputin, Los Templarios, El Rey Arturo, Robin
Hood, Guillermo Tell, El Mío Cid, El Silbón, Florentino y el Diablo, La Llorona,
María Lionza y otras más.
Dentro
de todo este sistema de creencias y fe, tenemos un elemento que es fundamental
aclarar para diferenciarlo de los mitos y las leyendas y es el concepto de “enigma”
el cual es sinónimo de “misterio”.
Según
la Real Academia Española, un enigma o misterio es “algo difícil de entender”. Es un
fenómeno que no se puede comprender con los conocimientos actuales. No hace
referencia al futuro sino a un fenómeno presente o pasado. Algunos de los más
famosos enigmas son los siguientes: El Triángulo de las Bermudas, Nessie el
Monstruo del Lago Ness, El Yeti, El Incidente de Tunguska, El Efecto OVNI, Los
dibujos de Tassili, El Manto Sagrado, Las creencias de los Dogon en Mali, Las
líneas de Nazca, Las Pirámides de Egipto, El Mapa de Piris Reis, Los Sumerios y
otros enigmas más.
Ya
una vez esclarecidos estos términos, podemos entrar en lo que es sí LA
LEYENDA DE HIRAM-ABIF desde sus “misteriosos” orígenes.
A pesar de unos pocos testimonios que remontan la leyenda de Hiram al
siglo XVII , se acepta unánimemente que ésta se incorporó a la masonería
especulativa entre 1.720 y 1.723 y lo hizo, no sin suscitar ciertas
resistencias.
No hay duda que el pastor
anglicano James Anderson cuando recibió el encargo de compilar los antiguos
usos y costumbres de la masonería operativa, destruyó muchos documentos en lo
que se ha calificado como un auténtico
auto de fe.
A partir de ese momento se
hizo muy difícil reconstruir cuales eran las leyendas y tradiciones del período
anterior. Es posible que James Anderson y Jean Théophile Desaguliers aprovecharan algunos residuos que
encontraron en estos documentos y con ellos construyeron la leyenda de Hiram, o
es posible incluso que, tomaran a este personaje secundario en la mitología de
los masones “operativos” y lo magnificaran a efectos didácticos.
Tanto Anderson como
Desaguliers eran clérigos protestantes y ocupaban en la logia el cargo de
capellanes que, como los médicos, solamente asistían a las tenidas cuando sus
servicios eran requeridos, estaban allí en razón de su cargo y no en virtud de
una admisión regular. De los ocho primeros masones que constituyeron cuatro
logias en 1.714 ni uno solo parece haber sido iniciado regularmente.
Por otra parte, el Manuscrito “Regius”
(1.390), uno de los documentos más importantes y antiguos que se dispone sobre la masonería operativa,
no habla ni de Hiram, ni del Templo de Salomón. El manuscrito “Dowland”
menciona solo al rey de Tiro y el Manuscrito de
“Cooke” lo considera solo como hijo del Rey de Tiro.
La masonería actual utiliza la
leyenda de Hiram en la ceremonia de iniciación al tercer grado, el de Maestro.
Como mínimo hasta 1.730 esta iniciación no era obligatoria según una cita de
Prichard -un famoso autor masónico- escribió ese año: “No hay un masón de cada cien que
pague los gastos exigidos por “The Master’s Part” [el grado de maestro], si no
es por interés”.
En 1.738, la leyenda ya se
había extendido por las logias y algunas la representaban; de ésta forma, poco
a poco, fue difundiéndose por la nueva masonería especulativa.
A nadie se le escapa que se
trata de un grado conflictivo; la propia leyenda de Hiram hace que éste sea
muerto, precisamente, por tres “malos compañeros”, es decir por
tres compañeros que no han logrado dominar ese mundo psíquico o astral.
Etimológicamente, el nombre “Hiram” (en hebreo
Hîrām, Hîrōm, Hūrām, H[e]iram, pronunciado Kjirám o Kjurám) es de
origen fenicio,
posiblemente una abreviación o equivalente de Ahiram (Núm.
26:38, en la Biblia), el cual significa ‘mi hermano es el exaltado
[Dios]’.
Existió un rey de Tiro llamado “Kjirám” o “Kjiróm”, que significaba “ser
blanco, limpio, blancura”. También puede significar “real” o “noble” de
linaje.
La palabra “Abí” o “Abif”
significa “ser paternal”. Proviene de la palabra caldea
correspondiente a padre (literal o figurado), principal, verdor fruto,
patrimonio, descendencia y antepasado, planta verde, o fructificación.
Abí, Ab u Ob, significan “guardián,
vigilante y ángel guardián”,
que expresan la idea de proteger un lugar habitado. En el francés antiguo
significa “perdido , extraviado” . El
blanco expresa la idea un lino fino o lino blanco, mientras que abi expresa la idea de ser un
mago o encantador (por el balbuceo), así como alguien que evoca espíritus, o
“perdido”. De esta misma raíz proviene la palabra griega Abba.
El cuerpo de Jiram fue
escondido por sus asesinos llamados en el folclore masón Jubelon, Jubelas y Jubelus
y juntos se les denomina como los juwes y después
recuperado y adecuadamente enterrado por el Rey Salomón, hombre
portador de una profundísima sabiduría y
que representa a la línea de Abel, colocó una inscripción en su lápida en medio de un
triángulo de oro que decía: “A la Gloria del Gran Arquitecto del
Universo”.
En las fuentes
bíblicas aparecen dos personajes con el nombre de Hiram: Hiram, rey de
Tiro y el hábil artesano Jiram
(Hiram) enviado desde Tiro
para trabajar en el Templo de Salomón.
Propiamente
dicho Hiram I de Tiro aparece por primera vez en (2
Samuel 5: 11-12), al haber enviado materiales de construcción y obreros a Jerusalén
para la construcción a David, que reza:
“11Además Hiram, rey de Tiro,
envió embajadores a David y le remitió maderas de cedro, y carpinteros y
canteros para levantar edificios, y fabricaron la casa de David. 12 Y
David en todo esto reconoció que el Señor lo había confirmado en el reino sobre
Israel, y elevado para siempre al gobierno de su pueblo Israel”.
La Biblia relata la petición formal
del Rey Salomón
de Jerusalén
al rey Hiram de Tiro de obreros y material para la
construcción del templo. El relato del templo así como los dos Hiram se
encuentran desde 1 Reyes, capítulo 5 a 7 (ya en el 8 traslada el arca), hasta 2 Crónicas, capítulo 2, versículos del 1 al 3
y 13 al 14.
En 2 Crónicas, dice lo
siguiente:
“1 Resolvió pues Salomón edificar
el templo al Nombre del Señor, y un palacio para sí. 2 A este fin
destinó setenta mil peones para traer a hombros las cargas y ochenta mil para
cortar y labrar las piedras en el monte, y les puso tres mil y seiscientos
sobre estantes. 3 Y envió a decir a Hiram, rey de Tiro: Así como lo
hiciste con David, mi padre, remitiéndole maderas de cedro para la fábrica de
la casa donde él habitó. 13 Envíote pues un hombre inteligente y
experto, que es Hiram, a quien honro como a mi padre, 14 hijo de una
mujer de la tribu de Dan, de padre natural de Tiro, el cual sabe trabajar en
oro y en plata, en bronce, y en hierro,
y en mármol, y en maderas, y asimismo en púrpura, y en jacinto, y en lino fino,
y en escarlata, y que sabe igualmente hacer toda obra de entalladura, e
inventar ingeniosamente cuanto es menester en todas labores, y estará en
compañía de tus artífices y con aquellos de mi señor David, tu padre”.
Aquí
tenemos pues el mandato y el personaje central de nuestra leyenda, con sus
cualidades y procedencia. Hiram Abif, es pues
hijo de una viuda, de una mujer sin marido, como otra versión de la
virgen que ya no necesita seguir siéndolo, porque no tiene significado en la
leyenda y representante de la línea de Caín.
La
madre de Hiram es una viuda como la naturaleza cuando muere el sol, como en el
caso de la leyenda de ISIS y OSIRIS y como cuando la Masonería se queda viuda
sin HIRAM, hasta cuando recobre los signos verdaderos, resucite Hiram, vuelva
la paz y se inicie el IMPERIO DE LA VERDAD; ésta es la razón de los trabajos de
los Hijos de la Viuda en todos los talleres, pues sólo cuando brille el sol de
la verdad ya serán innecesarios los mitos y leyendas.
Hiram separó a los obreros en tres clases a fin de que cada uno pudiera
recibir una paga proporcionada a su mérito y a sus talentos; cada categoría
recibió signos, palabras y toques diferentes y palabras de pase o paso, y se reunían en tres puntos concretos del
Templo. Los aprendices recibían el salario en la Columna Boaz, los compañeros
en la Columna Jakin y los maestros en la Cámara Media o Cámara del Medio. Éste
instaló el taller de fundición en una explanada no lejos del Jordán y otorgó a
los masones tres categorías: Aprendiz., Compañero y Maestro, Habían 70.000
aprendices, 8.000 compañeros y 3.600 masones.
Se ha engalanado la leyenda, con un
pasaje místico de Gérard de Nerval, que involucra al rey Salomón
sentimentalmente con la reina de Saba, Balkis. Llega Balkis a Israel como representante de una escuela de misterio
localizada en lo que hoy sería la región ubicada al sur del Mar Rojo. Es la personificación
del alma de la humanidad, el principio femenino que busca unirse al arquetipo
del principio masculino, el representante de la sabiduría masculina y se
encuentra con Salomón y se comprometen en matrimonio.
Hiram ha dado comienzo a la obra de
construcción del templo. Salomón desea mostrarle la obra a Balkis, la reina de
Saba. Ellos se encuentran en la obra con Hiram y ella reconoce en él al
verdadero iniciado que ha estado buscando, al iniciado capaz de transformar la
realidad, como ya Caín había sido quién transformaba la tierra por medio del
arado mientras que Abel se limitaba a pastar el ganado.
Balkis arroja su anillo de compromiso
al metal incandescente de la fundición de la obra, y queda roto el compromiso con Salomón.
Algunos días
después de estos hechos, Bedoni,
ayudante y fiel discípulo de Hiram Abif, sorprendió a tres compañeros: Fanor el
sirio (albañil), Anru el fenicio (carpintero) y
Matusael el judío (minero), planeando sabotear la obra porque querían
ser elevados al grado de maestros, pero Hiram se negaba a otorgárselo porque no tenían el nivel moral para serlo, y
entonces como venganza tramaron hacer fracasar la obra.
Cuando Hiram encara la parte más
difícil de la obra, el llamado "Mar de Bronce" debe
verter en el molde una aleación líquida de metales cuidadosamente dosificados. Los
tres ayudantes a los que Hiram negó ascender a la jerarquía de maestros se
quieren vengar y adulteran la aleación de metales y en el momento de verterse
en el molde, Bedoni desesperado por no haber advertido a tiempo a
Hiram del hecho se lanza a la ardiente lava.
Hiram se da cuenta de que toda la
obra está a punto de fracasar; está en peligro el templo, su obra maestra y
desolado por el fracaso, se retiró llorando y soñó el sueño más importante de su vida. Sueña que toma el puesto de Bedoni, y al arrojarse al metal incandescente Hiram
desciende a las profundidades ígneas de la Tierra donde se encuentra con Tubal
Caín, su ancestro, quién lo inicia en los últimos misterios del fuego. Tubal
Caín lo transporta al Monte Zión y al centro de la tierra y le transmite la
tradición luciferina más pura y excelsa:
“De la fundición que
brilla enrojecida en las tinieblas de la noche se alza una sombra luminosa. El
fantasma avanza hacia Hiram, que lo contempla con estupor. Su busto gigantesco
está presidido por una dalmática sin mangas; aros de hierro adornan sus brazos
desnudos; su cabeza bronceada encarnada por una barba cuadrada, trenzada y
rizada en varias filas, va cubierta por una mitra de plata dorada; sostiene en
la mano un martillo de herrero. Sus ojos, grandes y brillantes, se posan con
dulzura en Hiram y, con una voz que parece arrancada de las entrañas del
bronce, le dice:
-Reanima tu alma,
levántate hijo mío. Ven sígueme. He visto los males que abruman a mi raza y me
he compadecido de ella...
-Espíritu, ¿quién eres?
(pregunta Hiram)
-La sombra de todos tus
padres, el antepasado de aquellos que trabajan y que sufren. ¡Ven! Cuando mi
mano se deslice sobre tu frente, respirarás en la llama. No temas nada. Nunca
te has mostrado débil...
-¿Dónde estoy? ¿Cuál es tu nombre? ¿Adónde me llevas? (dice Hiram)
-Al centro de la Tierra, en el alma del mundo habitado. Allí se alza el palacio subterráneo de Enoch, nuestro padre, al que Egipto llama Hermes y que Arabia honra con el nombre de Edris...-
-¿Dónde estoy? ¿Cuál es tu nombre? ¿Adónde me llevas? (dice Hiram)
-Al centro de la Tierra, en el alma del mundo habitado. Allí se alza el palacio subterráneo de Enoch, nuestro padre, al que Egipto llama Hermes y que Arabia honra con el nombre de Edris...-
¡Potencias inmortales!
(exclama Hiram) Entonces es verdad. ¿Tú eres...?
-Tu antepasado, hombre,
artista..., tu amo y tu patrono. Yo fui Tubal Caín.
Llevándole en el sueño a las profundidades de la Tierra, Tubal Caín instruye a Hiram Abif en lo esencial de la tradición de los cainitas, los herreros, dueños del fuego.
Llevándole en el sueño a las profundidades de la Tierra, Tubal Caín instruye a Hiram Abif en lo esencial de la tradición de los cainitas, los herreros, dueños del fuego.
Hiram
vuelve en sí, y la obra está salvada. Tras regresar al Templo, Hiram
Abif está aturdido por el sueño y las
visiones, acaba la obra y se une a Balkis.
Sin embargo los tres ayudantes no
renuncian a la venganza y proyectan asesinar a Hiram. Salomón se entera pero no
interviene, no evita el asesinato como venganza por haber perdido a Balkis la
reina de Saba.
Casi terminadas
las obras del Templo de Jerusalén, los tres compañeros que veían difícil ser
admitidos en la maestría masónica, decidieron conseguirla por la fuerza.
Apostados cada uno en una puerta del Templo, invitaron a Hiram Abif a desvelar sus secretos. Como éste no quiso
revelarlos, cada uno le asestó un golpe (uno con una regla sobre el gaznate,
otro con una escuadra de hierro sobre el pecho izquierdo y un tercero con un
mazo en la frente) y lo hirieron de muerte. En ese momento, entrega lo que constituye
el fruto de su iniciación en los misterios de Tubal Caín: el compás, la
escuadra y la plomada, los símbolos de los constructores del templo,
posteriormente símbolos de la masonería.
El Rito Escocés Antiguo y
Aceptado interpreta la muerte de Hiram
en términos morales: el maestro Hiram simboliza la Justicia, el Genio y el
Arte, mientras los tres malos compañeros constituyen la perífrasis simbólica de
la Ignorancia, el Fanatismo y la Ambición.
Los asesinos escondieron el cuerpo sin vida de noche en un bosque,
plantando sobre su tumba una rama de acacia (símbolo de la inmortalidad y la
maestría). Hiram fue descubierto y vengado. Su cuerpo reposó en el Monte Zión,
a unos pocos metros de la Puerta de Zión.
En la actualidad no hay restos físicos
del Templo de Salomón ni registros independientes de él, así que nadie puede
estar seguro de que si en realidad existió o no; podría ser una invención o
alegoría de los últimos escribas judíos que escribieron sus tradiciones orales
mucho antes de que la supuesta construcción haya tenido lugar. Nos dicen que
este, el más famoso de todos los templos, fue construido en piedra y en su
interior revestido por completo de cedro traído de tiro.
Se dice que sus paredes tenían
nueve codos (alrededor de cuatro metros) de espesor en su base y soportaba un
techo plano de vigas de cedro rematado en pino. La característica sobresaliente
del templo era la cantidad de oro que cubría suelo, paredes y techo, colocado
entre los tallados de querubines y flores abiertas.
El interior era de veintisiete
metros de largo por nueve de ancho, y todo el edificio estaba alineados de
oeste a este con una sola entrada en el extremo occidental. Una separación con
un par de puertas plegadizas dentro, dividía el interior en una hendidura de
dos a un tercio, creando un cubo de nueve metro de altura, ancho y largo. Era
el Oráculo del antiguo Testamento, también llamado el Santo de Santos y
conocidos en el ritual masónico como el Sanctum Sanctorum, que estaba
completamente vacío excepto por una caja rectangular de madera de acacia de un
metro y cuarto de largo por sesenta centímetros de ancho y sesenta de alto,
colocada exactamente en el centro del piso. Era el Arca de la alianza que
contenía solo tres cosas: dos tabletas de piedra que llevaban los Diez
Mandamientos y al mismo dios Jehová.
Todos conocemos a grandes rasgos
la Leyenda de Hiram pero su génesis independientemente de que encuentra en la
Biblia, pudo haber tenido otros orígenes analógicos a otros hechos acaecidos
en……Egipto!!!!!
Si hubo una conexión entre el
antiguo Egipto y los judíos del primer siglo d.C., es casi seguro que se
estableciera por conducto de Moisés, el fundador de la nación judía, quien
fuera adoptado por la familia real de Egipto.
La única explicación razonable que
se pudo encontrar en relación con el nombre del héroe masónico fue que Hiram
significaba "noble" o " real" en hebreo, en tanto que Abif
significa "el extraviado o
desaparecido" en francés antiguo, como ya lo vimos anteriormente,
dando así un sentido literal de la descripción del “rey que se extravió”.
La Biblia describe la importancia
de Egipto en la historia del pueblo judío y cuenta la vida de algunos de
sus principales personajes como Abraham,
Jacob, Isaac, José y Moisés; todos ellos involucrados de una manera
trascendente en la historia egipcia. Los capítulos finales del Libro del
Génesis dibujan una imagen de tolerancia y cooperación entre los egipcios y los
primeros israelitas; sin embargo, el Éxodo demuestra una situación amarga entre
ambos pueblos. Las causas de estos
cambios drásticos en su relación se aclararon una vez que se comprendió el
periodo de los reyes hicsos, en donde
Hiram Abif resultó ser el personaje central de esa historia.
A mediados de la Era de Bronce, y alrededor del final del
tercer milenio a.C. Egipto entró en un periodo de la decadencia continua, con
un gobierno débil y una ruptura social; muchos extranjeros provenientes del
desierto se asentaron en el territorio.
La invasión fue una consecuencia
inevitable y los egipcios fueron dominados por los hicsos.
La historia nos proporciona
algunas fechas especificas sobre la pérdida del vigor nacional, llamadas hoy el
segundo periodo Intermedio, entre los años 1780 y 1560 d.C., al final de una
etapa más amplia de la historia egipcia conocida como el Reino Medio.
El término hicsos no significaba
Reyes Pastores; de hecho, se deriva del término egipcio bikau-kboswet, que
quiere decir “príncipes del desierto”.
Provenientes en su mayoría de los
países que en la actualidad forman Israel y Siria, los hicsos hablaban el mismo
lenguaje semita occidental. Sin embargo, es muy probable que los pueblos
hicsos/habiru, en fechas posteriores, formaran parte de una cooperativa tribal
que con el tiempo se convirtió en las tribus de Israel y después el pueblo
judío.
Al principio los reyes hicsos
extendieron su influencia para gobernar al Bajo Egipto, que era el más grande y
suntuoso de los Dos Territorios. Más tarde controlaron los Dos Territorios
desde Menfis, la antigua capital pero a pesar de que los egipcios perdieron el
control de Menfis, los elementos de su autentica monarquía continuaron su existencia en una ciudad del
Alto Egipto, Tebas.
Con el tiempo los reyes hicsos
absorbieron cada vez más la cultura egipcia y las prácticas religiosas, lo que origino
un problema político religioso. Los invasores comenzaron a desear tanto poder
espiritual como poder físico. Más aun, a pesar de imitar los estilos y
costumbres egipcias, los hicsos permanecieron diferentes en esencia.
Una vez que los reyes hicsos pertenecieron
a una tercera o cuarta generación nacida en Egipto y habiendo adoptado su
tecnología era casi seguro que se sintieran con derechos a poseer los secretos
del Horus, por considerarse ellos mismos el Horus. Quizá más importante aún,
deseaban convertirse en Osiris al morir y ser una estrella que brillara por
siempre.
Hacia finales del reinado hicso, Seqenenre (rey egipcio 1.560
o 1.558 a.C.) estaba limitado a Tebas, ciudad
del Alto Egipto, y la historia o la leyenda de Hiram Abif pudo originarse aquí
debido a la lucha de poderes entre Seqenenre Tao II y el importante rey
hicso Apepi I, quien tomó el
nombre del trono egipcio A-user-re (Grande y poderoso como Ra) y el título de Rey
del Alto y Bajo Egipto, hijo de Ra.
El rey hicso Apepi también era conocido
como Apofis.
La lucha de poderes pudo
continuar por algún tiempo, pero se cree que en algún punto Apofis decidió
terminar con la insolencia del rey de Tebas y apoderarse de una vez por todas
de los secretos que este poseía. El resultado fue la ejecución de Seqenenre,
seguida de la expulsión de los reyes hicsos y de la restitución de la monarquía
egipcia.
Se revisó la cronología a partir
de la confrontación entre Apofis y Seqenenre, fechada por la mayoría de los
investigadores alrededor de 1.570 a.C.
Esta es la reconstrucción de los
acontecimientos: según los investigadores Knight y Lomas, un día, sin que
Seqenenre lo supiera, conspiradores enviados por Apofis ya habían tratado de
extraer los secretos de Osiris de los dos Sumos Sacerdotes y, al no lograr
obtener las respuestas que necesitaban, los habían matado. Estaban
aterrorizados de lo que tendrían que hacer ahora ya que estaban a la espera del
propio rey, cada uno situado en una de las diferentes salidas del templo.
Cuando Seqenenre terminó sus oraciones se dirigió a la puerta sur, en donde se
topó con el primero de los tres hombres,
que demando saber los secretos de Osiris, el rey se resistió y rechazó a cada
uno. La ceremonia del Tercer Grado Masónico explica lo que sucedió aquel día
hace más de tres mil años y medio en el templo de Tebas.
Los secretos de la coronación de
un rey egipcio murieron con Seqenenre, el
hombre que llamamos Hiram Abif…el rey que se extravió.
Los detalles acerca de la momia
de Seqenenre y sus increíbles lesiones, se describieron en detalle.
Cuando en julio de 1.881, Emil
Brugsch descubrió la momia del faraón Ramses II, en el mismo escondite había
otro cadáver real, unos 300 años más antiguo que el de Ramses II, y que se
distinguía por su particular pútrido olor.
De acuerdo con la etiqueta, era
el cuerpo de Seqenenre Tao II, uno de los gobernantes egipcios nativos que
fueron forzados a vivir lejos, hacia el sur, en Tebas, durante el periodo
hicso, y como era obvio incluso para el ojo no educado, Seqenenre se había
enfrentado a un final violento. La parte media de su frente había sido
aplastada… Otro golpe fracturó la cuenca de su ojo derecho, su pómulo derecho y
su nariz. Se le había dado un tercer golpe detrás de la oreja izquierda, destrozando el
hueso mastoideo y terminando en la primera vértebra del cuello.
Aunque se sabe que en vida fue un
hombre joven, alto y apuesto, con el pelo negro y ondulado, la expresión fija
en la cara de Seqenenre mostraba que había muerto en agonía. Después de muerto
no le fue mucho mejor, ya que su cuerpo parece haber sido abandonado por un
rato antes de ser momificado; de ahí el pútrido olor y los signos de
descomposición prematura.
Los registros egipcios no dicen
nada sobre como encontró la muerte Seqenenre, pero es casi seguro que fue a manos
de los hicsos/cananeos.
Las lesiones encajan a la
perfección: un golpe maligno que le rompió el hueso a la altura del lado
derecho de la cara, lo habría hecho tambalear hasta caer sobre la rodilla con
semejante impacto. Siendo joven, alto y de constitución fuerte cuando es
necesario, pero se topó con otro agresor que azotó el lado izquierdo de su
cabeza, astillándole el hueso. Muy debilitado y a punto del colapso, siguió tambaleándose, pero el último y letal
golpe le dio en la frente, matándolo de manera instantánea. Otra descripción
que se encontró explica las heridas con claridad.
La descripción anterior sobre la
temprana descomposición del cuerpo de Seqenenre muestra que los embalsamadores
reales no recibieron el cuerpo hasta bastante tiempo después de la muerte, lo
que nos trae a la memoria las circunstancias descritas en la ceremonia del
Tercer Grado Masónico.
También es importante destacar
que el rey Seqenenre es el único cadáver real conocido del Antiguo Egipto que
muestra señales de una muerte violenta.
Como corolario a todo lo
anterior, podemos enfocarlo directamente a la masonería como tal, en lo que
representa y para algunos el recorrido
es sencillo: la francmasonería es tan antigua como lo registra su historia pública (el siglo XVII) y pretender situarla en una
anterior a esos registros es un capricho que no tiene sentido; sin embargo,
esta hipótesis es fácilmente rechazable ya que hay amplia evidencia de que la
orden se materializó poco a poco a lo largo de más de trescientos años antes del
establecimiento de la gran logia de Inglaterra.
Los Investigadores Christopher Knight
y Robert Lomas hermanos masones ingleses, indican que hay 3 teorías serias a
considerar:
1.
Que la francmasonería es tan
antigua como el ritual masónico indica; de hecho, se creó como resultado de los
sucesos en el Templo del Rey Salomón, los cuales se nos han transmitido, aunque
como mecanismos desconocidos.
2.
Que se desarrolló a partir de los
gremios de albañiles medievales, por lo cual las habilidades masónicas
artesanales con la piedra se tradujeron en lo que los masones llaman
habilidades masónicas contemplativas de desarrollo moral.
3.
Que el ritual masónico se origina
directamente de la orden de los Pobres Compañeros-Soldados de Cristo y del
Templo de Salomón mejor conocidos ahora como los Caballeros Templarios.
La primera teoría, que la
francmasonería fue creación del rey Salomón, parece imposible de investigar
porque el Antiguo Testamento es la única fuente, así que los investigadores no
han ido más allá de aquel tiempo.
La segunda, que los albañiles
medievales desarrollaron la Ciencia para su propio desarrollo moral, es una
teoría que ha encontrado aceptación en casi todos los ámbitos, masones y no
masones. Pero, a pesar de la aparente lógica de esta idea y del gran número de
libros que la han promovido durante varias generaciones, una vez que se
considerara en profundidad, se percató de que era difícil de comprobar.
La mayoría de los albañiles en la
Edad Media eran iletrados y habrían tenido poca o ninguna educación fuera de su
aprendizaje, que solo los proveía de habilidades para el oficio. Imaginar que
pudieran haber entendido, ya no digamos que hubieran dado origen, a un ritual
tan complejo como el usado ahora por los francmasones, carece de credibilidad.
Su vocabulario y más probablemente su capacidad para el pensamiento abstracto
ha de haber sido en efecto muy limitados.
Los Caballeros Templarios, o,
para darles su título completo, los Pobres Compañeros-Soldados de Cristo y del
Templo del Rey Salomón, se formaron casi seiscientos años antes del
establecimiento de la Gran Logia de Inglaterra
Si hay una conexión entre estos
monjes-guerreros de las cruzadas y la francmasonería, tendría que explicar la
brecha de 410 años entre la repentina muerte de la orden en octubre de 1.037 y
la aparición formal de la Ciencia.
Se encontró que, había cuatro
templos relacionados con el Monte Moriah (donde se supone se construyó el
Templo de Salomón) en la ciudad de Jerusalén.
El primero fue el construido por el rey
Salomón hace tres mil años, aunque en realidad si nos vamos a las
construcciones de Templos en honor a YHVH, el primero fue construido por
Besaleel, citado en la Biblia, hecho en tejas bajo el mandato de Moisés.
El siguiente nunca existió en
piedra; fue el visto por el profeta Ezequiel en una visión durante el
cautiverio de los judíos en Babilonia alrededor de 570 a.C. Aún imaginario, no
podía ignorarse a este templo, ya que tuvo un efecto significativo en las
creencias y escritos posteriores de los judíos que después se transmitieron a
la creencia cristiana.
El tercero fue construido por el
rey Zorobabel a inicios del siglo VI a.C., después de que los judíos regresaron
de su cautiverio babilónico.
Y el último templo fue erigido
por Herodes en los tiempos de Jesucristo y destruido por los romanos en 70
d.C., justo cuatro años después de su terminación.
En consecuencia, el templo en
Jerusalén fue construido por obreros contratados a Hiram, el rey fenicio de
Tiro. Incluso se menciona que estos tres personajes (Salomón y los dos Hiram)
presidían una importante logia y juntos eran los únicos que poseían los
verdaderos secretos de un Maestro Masón, y sería fácil suponer que el Templo de
Salomón era un lugar en que los judíos adoraban a su Dios. Esto, sin embargo, sería
un error, ya que este templo no fue construido para ser visitado por los
hombres; era, literalmente, la Casa de Dios, una casa para el mismo Jehová.
El caso es y para culminar la
presente plancha, es que la LEYENDA DE HIRAM ABIF ha sido objeto de estudio por masones y profanos,
quienes le han dado muchas interpretaciones y buscado coincidencias con otras
culturas lo que ha enriquecido su contenido y su aplicación en la masonería
actual.
Cabe destacar, que en la
actualidad, es y seguirá siendo, una lección de vida para el mundo, una luz en
lo infinito que nos obliga a caminar hacia ella, con la única intención de
forjar nuestro propio templo interno,
poniendo como ejemplo la sabiduría como eje del comportamiento humano y de la
gran obra del G\A\D\U\ que es “el hombre”.
REFLEXIONES
1).-
El maestro Hiram Abif, como personaje, poseía el “Secreto del Maestro” y
por ello tres Compañeros estaban deseosos de conocer tal secreto, pero el
Arquitecto se negó a darles la “palabra de pase” y consiguió la muerte.
2).-
Los manuscritos antiguos como el Manuscrito Regius y el Manuscrito de Cooke, no
mencionan ni a Hiram ni a Salomón y mucho menos del Templo.
3).-
Es posible que esta leyenda se haya dado a conocer dentro de la Orden en el
siglo XVI, inspirada en la Biblia. Lo que es cierto, es que la “Leyenda
de Hiram-Abif” fue introducida en la masonería entre los años 1.723 y
1.730, aunque Anderson en sus primeras Constituciones editadas en 1.723 no la
menciona, sí hace alusión a ella en las editadas en 1.738 cuando narra: “[…]
la muerte súbita de nuestro muy Querido Hermano Hiram-Abif, quien fuese
enterrado en la Logia, cerca del Templo según las antiguas costumbres..[…]”.
4).-
Esta Leyenda nos hace ver que en toda sociedad iniciática, como lo es la
masonería, la toma de conciencia de una nueva vida, se hace a través de la
muerte simbólica seguida de una resurrección a esa nueva vida. Esto no ocurre
así en las religiones hoy día reveladas, es decir aquellas donde una creencia
se impone a través de un dogma, y la sola fe basta, convirtiendo a la muerte
iniciática inútil.
5).-
Por lo anteriormente expuesto, el estudio de lo que es nuevo o novedoso, llama inevitablemente al estudio
de lo que es antiguo o anterior al tema, con la finalidad de poder cumplir con
un retorno a sus fuente naturales.
6).-
Es probable además, que el regreso a una nueva vida o a un renacer a través de
la muerte, lo cual es común en todos los Ritos iniciáticos, tuvo su génesis en
la ápoca del inicio de la agricultura en el hemisferio norte, por el paso de
las estaciones, las pérdidas por inundaciones, sequías, cambios en el suelo,
aparición de enfermedades y plagas, lo cual marcó al hombre de ese entonces,
dándole paso a su imaginación, tal como sucedió en el antiguo Egipto, hace más
de 6.000 años.
7).-
En todo proceso iniciático, la muerte como tal asociada a un renacer opta por
tres condiciones en el ser: el acondicionamiento del recipiendario, su muerte y
su renacimiento.
8).-
Las antiguas tradiciones, desde los albores de los tiempos, ha sido consagrada
a través de los ritos y cultos egipcios, o mejor dicho, las tradiciones ocultas de los egipcios renacen
en el ritual tradicional, de la inmortalidad de Hiram.
9).-
La primera alusión que se hace de la muerte de Hiram se hace en el Talmud,
donde narra que Salomón deja morir a Hiram para que no sea capaz de realizar
otro templo tan majestuoso como el realizado a la memoria de YHVH con
intenciones de alabar a un Dios pagano.
10).-
Esta leyenda es una analogía a la de Osiris en Egipto, con sus particularidades
propias de esa cultura.
11).-
La muerte de Hiram puede ser interpretadas como una muerte ritual. Es del mismo
tipo del mito solar asociado a la vegetación. Hiram muere para renacer igual de
radiante y más, que antes de su muerte. Este pensamiento está claramente expresado
en el R\E\A\A\ donde
reza: “[…] alegrémonos Hermanos, la luz regresó. Nuestro Maestro volvió a ver
el día, renace más fuerte que nunca en la persona de nuestro Hermano…”
QQ\HH\
“Y así será el
nacimiento del Mundo:
Renovación de todas las
cosas buenas, restitución de la
Santísima y muy piadosa
Naturaleza del Mundo.
(Hermes Trismegisto –
Asclepio 26)
.'.Swami
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moyens. Le Maître. Bibliothèque de la
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